Reporteros sin Fronteras (RSF) ha condenado las vengativas represalias a las que está siendo sometido el periodista marroquí encarcelado Omar Radi por parte de las autoridades de la prisión de Tiflet-2, por hacer una huelga de hambre simbólica el pasado 10 de diciembre, coincidiendo con el Día de los Derechos Humanos.
Después de visitar a Radi unos días después, sus padres informaron que la moral de su hijo está en su punto más bajo debido a la nueva agresividad mostrada por el director de la prisión. Su madre, Fatiha Cherribi, dijo que los nuevos problemas de Radi comenzaron el 9 de diciembre, cuando escribió a la dirección de la cárcel anunciando su intención de hacer una huelga de hambre de veinticuatro horas.
La misma huelga de hambre la observaron otros seis presos de conciencia: Taoufik Bouachrine, Souleiman Raissouni, Mohamed Ziane, Nouredine El Aouadj, Reda Benotmane y Mohamed Bassou, de los cuales los dos primeros también son periodistas.
Las autoridades penitenciarias tomaron represalias inmediatamente cuando Radi entregó su carta, privándole de comida mucho antes de que comenzara la huelga de hambre. Al regresar a su celda, el periodista encontró a un funcionario de prisiones, quien confiscó todas sus provisiones de alimentos, mientras lo menospreciaba de forma cruda y violenta. Radi exigió una explicación, pero se la negaron. La comida confiscada finalmente le fue devuelta dos días después, el 11 de diciembre, estropeada e infestada de gusanos.
El comportamiento vengativo y degradante de los funcionarios penitenciarios es claramente una represalia, un castigo contra este periodista por el simple hecho de que se atrevió a observar una huelga de hambre simbólica con otros presos de conciencia injustamente detenidos.
El representante de RSF en el norte de África, Khaled Drareni, denunció que las autoridades penitenciarias marroquíes parecen considerar a Omar Radi «como un objeto que pueden tratar como quieran, que no tiene derechos, ni siquiera el derecho más básico, el de denunciar una injusticia de la que está siendo objeto».
No es la primera vez que Radi sufre represalias en la cárcel de Tiflet-2, una de las más duras de todo el régimen penitenciario marroquí, donde fue trasladado el pasado mes de abril tras haberse denunciado por organizaciones internacionales su situación y su injusto juicio en el que fue condenado a seis años de prisión.
Tiflet-2 alberga a radicales yihadistas condenados por su pertenencia al ISIS y se han conocido casos de suicidios entre los presos.
Radi recibió precisamente el pasado 12 de diciembre en París el Premio RSF a la Independencia, lo que ha motivado duros ataques por medios del Majzén, la oligarquía vinculada a la monarquía, y otros; así como en redes sociales usadas por los servicios secretos marroquíes.
En estas circunstancia bueno es recordar y volver a leer el poema «En este mismo instante» del añorado José Agustín Goytisolo: «En este mismo instante hay un hombre que sufre, un hombre torturado tan solo por amar la libertad. Ignoro dónde vive, qué lengua habla, de qué color tiene la piel, cómo se llama, pero en este mismo instante, cuando tus ojos leen mi pequeño poema, ese hombre existe, grita, se puede oír su llanto de animal acosado, mientras muerde sus labios…….»
Nada nuevo bajo el corrupto sol que fija sus rayos, a veces letales, sobre la sede del gobierno fascista que preside el dictador Mohamed VI cuando la humanidad enfila el siglo XXII y los aires del Atlas continúan supe contaminados de corruptos, dictadores, lameculos, chivatos y políticos para colgarlos al sol, como se hacen con los chorizos de las sierras mas castizas, hasta ver sus esqueléticos cuerpos. Es decir, aplicarles las mismas torturas que hacen con periodistas y personas que exponen pensamientos y soluciones deferentes a las dictadas por gobernantes inhumanos a los que ese Rey les permite carros y carretones con tal de seguir robando a su pueblo para que sus esbirros se enriquezcan a costa de los mas desfavorecidos. Ignorantes de los derechos humanos, de lo que es y significa la democracia . Mientras el Rey reine Marruecos seguirá siendo una cárcel para toda aquella persona, periodistas incluidos, que no comparta la dictadura establecida