Sí, Carlos Zanón ha escrito una novela para mí. Y me explico.
“Uno, dos y.
Uno, dos y.
Uno, dos y… ¡tres!”
He ido en Taxi a Barcelona, a la Barcelona casi inmediata, he ido a Barcelona a saber una vez más que Sandinista¡ es una obra maestra que tuvo la extraordinaria desdicha de venir al mundo tras un devocionario roquero inmortal llamado London calling. Un brindis por Sus Majestades The Clash. Continúo.
La novela Taxi es ya para mí una auténtica novela de culto. Una culta novela de culto repleta de cultura: de todo lo que la CULTURA es en mi sangre y en mis huesos y en lo que quiera que sigo teniendo en el cerebro. Gracias, Carlos Zanón, por haber escrito una novela donde “el entusiasmo flota”. Sigo explicándome.
“¿Qué hacer con las lecciones aprendidas que no sirven de nada, con las intuiciones, las fantasías, la atracción hacia lo que te anula, el triunfo de la soberbia, las moralejas de todos los cuentos?”
He leído un libro repleto de cuerpos y almas, cuerpos literarios y almas vitalmente reales, cuerpos vitalmente reales y almas literarias. He respirado al protagonista de Taxi, el taxista al que TODOS o casi todos llaman Sandino, pero que se llama como yo, Jose (José, en el libro). Y le he visto entrar a garitos, a locales donde… “Sandino tiene la sensación de que allí sólo hay cuerpos, que las almas deben de estar fuera, fumando”.
Nuevamente, pero de una manera distinta, como siempre que el arte se esfuma de los dedos de un autor para llegar a mí y devolverme el esplendor en la hierba del deseo, en la ficción hay realidad, en la realidad hay ficción, urdimbre, entretenimiento y sabiduría.
Nos dice Zanón de Sandino:
“Artificio, representación. Cuando aún quería ser escritor siempre trató de buscar que lo escrito bebiera de la realidad y no de la representación de ésta, pero ahora se haya buscando el hilo de la ficción en ese laberinto”.
A los personajes de Taxi les pasa como a las personas que conozco, a las personas del presente y a las personas del pasado, que no son capaces de “conseguir que todo pase y no pase al mismo tiempo”. Y así nos va. Y así les va. Que son pasto de la vida, boxeadores en el tiempo.
“Vivir las cosas, exprimirlas, acabarlas, perderlas, esperar y tener las siguientes. Nada de acumularlas. Nada de evitar el dolor de la intemperie a base de confundirse, de no importar a alguien lo suficiente, importando a muchas lo mínimo imprescindible.”
Te dejo con la conciencia consciente de Sandino, el protagonista de una novela que te recomiendo que leas.