Héctor Urien: catálogo para librarse de hombres inadecuados

A primera vista, y con este título Catálogo para librarse de hombres inadecuados, parece que estemos ante un tratado de autodefensa personal creado por este admirador del género femenino que se llama Héctor Urien para alertar a las mujeres.

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Pero, ante todo, ¿qué es un hombre inadecuado? Cualquiera, pero particularmente un marido que aparezca a destiempo en nuestra vida, bien porque se ha ido de casa para una larga jornada y olvidó el sombrero, bien porque se dejó la espada si se iba a Las Cruzadas, o bien porque se dejó la cartera de valores olvidada si era a la Bolsa adonde iba esta mañana…

Razón por la cual se aconseja a los maridos, si quieren mantener la paz social, no volver nunca a casa sin avisar.

Es la primera advertencia y la principal de Héctor Urien, contador de cuentos, quien antes de dedicarse a esto del cuento, quiso, según él cuenta, ganarse la vida con una profesión «decente» y para ello, primero fue estudiante de Física nuclear en la Universidad de Salamanca. Claro que, para alguien avezado, esto de Salamanca ya mosquea, siendo Salamanca reputada cuna de pícaros, embaucadores, tunantes y gandules de toda laña, truhanes a más no poder como seguramente lo es él, que te hace creer una cosa cuando en realidad te está diciendo otra. Mosquea, y sólo es el primer mosqueo porque vamos a ver:

Héctor Urien es un narrador de cuentos tan impecable que lo único que se le puede echar en cara es ser un defensor a ultranza de la mujer, un feminista al pie de la letra que piensa que las mujeres somos mucho más listas que los hombres y eso le hace ganarse ya de golpe al 75% del auditorio, que es mayoritariamente femenino. Así que listo, lo que se dice listo, lo es sobre todo él, como listas son las mujeres que salen en los cuentos de su espectáculo, y todas las asistentes están dispuestas a colaborar.

Sin embargo, Héctor Urien elige, de entre todo el arsenal de cuentos que hablan de mujeres, aquellos que los moralistas de cualquier época, sobre todo de la Edad Media -recordemos a los dos Arciprestes- han elegido para ejemplificar la maldad, los engaños y fingimientos de las mujeres, sus tretas para envolver al hombre y así acabar con él, su honra y su hacienda…
Es decir, los cuentos tradicionales que desde mucho antes de nuestra era pasaron de Oriente a Occidente (Las mil y una noches, Calila e Dimna) y luego a España través de los árabes, y en los cuales las mujeres eran unas «assayadoras», léase liantas, fingidoras, falsas y embusteras, le sirven a Héctor para su propósito de Catálogo.

Sólo que aquí el marido celoso y cornudo, que en Cervantes y Molière era un viejo avaro y receloso, es, por poner un ejemplo, un kurdo despistado que anda por las calles de Bagdad con una sola ceja, pero con su bolsa de mercenario llena y su casa bien puesta, creyendo que con ello puede camelarse a una doncella pura y de buena familia que le sea fiel. Pero como él, al igual que el narrador, ve sabiduría en lugar de maldad en lo que ocurre en su casa durante sus ausencias, acabará acatando su destino y viviendo en paz con sus hijos rubios y de una sola ceja, no como Otelo, que la lió parda y encima sin motivo.

Pero este del kurdo ingenuo es sólo un ejemplo del amplio compendio de situaciones que él ha elaborado para contarlas magistralmente en un espectáculo que exige la complicidad y participación atenta del espectador ¡y las consigue!, pues muchas veces es invitado a completar lo que falta en la narración.

De este peregrino modo, el narrador Héctor Urien desvela, a través de sus relatos, un puñado de invenciones femeninas de lo más creativas (mentiras dirían otros), para sorprenderse escuchando, aprender con ellas y admirarse de las maravillas de la invención humana en su vertiente fértil (femenina).

Vemos, pues, que la civilización avanza y se va abriendo paso a golpe de cuento, pero hay mucho más: hay nanas destinadas a la madre y no al niño -todo en la línea feminista que hemos descrito-, hay canciones pop en la misma tendencia de salvar la paz social, hay ejemplos sobre la marcha de cómo hubiera reaccionado un niño, o una señora, ante uno de estos cuentos, pues Héctor Urien es cuentacuentos para todas las edades y allá donde le inviten. Hay, en fin, un embaucador que tiene, sobre todo, eso que ahora llaman los modernos publicistas «encanto personal» y que, si quieres, te enseña a contar un cuento.

  • Título: Catálogo para librarse de hombres inadecuados
    Fecha de la función comentada: 16 de julio de 2016
    Off de La Latina
Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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