La detención el 30 de marzo 2023 en Rusia del periodista Evan Gershkovich, del diario The Wall Street Journal, no solo envió una tajante advertencia a los reporteros extranjeros en el país, sino que es una señal del deseo del Kremlin de sofocar cualquier disidencia en el Estado, han advertido defensores de la libertad de expresión y de prensa, informa Ed Holt (IPS) desde Bratislava.
La detención de Evan Gershkovich indica que el régimen ruso podría estar reforzando su ya férreo control de la información y ampliando la represión de los críticos, según especialistas consultados por IPS desde Bratislava, la capital de Eslovaquia.
«La magnitud de esta medida es enorme. No solo es la primera vez desde la Guerra Fría que se detiene a un periodista estadounidense, sino que se han presentado cargos muy graves contra él. Es un gran paso», dijo Karol Luczka, responsable de Incidencia Política del Instituto Internacional de Prensa (IPI).
La represión de las voces independientes, añadió a IPS, «ha sido la política del Kremlin desde hace algún tiempo y parece que cada vez tiene por objetivo a más personas».
Gershkovich, ciudadano estadounidense, fue detenido en Ekaterimburgo bajo la acusación de espionaje. Está recluido en la prisión moscovita de Lefortovo a la espera de juicio y se enfrenta a una pena de hasta veinte años de cárcel por ese presunto espionaje.
Entre sus reportajes más recientes figuraban historias sobre los problemas a los que se enfrentaban las fuerzas rusas en su esfuerzo bélico, así como sobre cómo las sanciones occidentales estaban perjudicando a la economía rusa.
The Wall Street Journal ha negado las acusaciones contra su reportero y la detención ha sido condenada por líderes occidentales y defensores de los derechos humanos.
Algunos consideran la detención una estratagema política del Kremlin y creen que Gershkovich ha sido retenido para ser utilizado en el futuro como parte de un intercambio de prisioneros con Estados Unidos.
Pero los órganos de control de la prensa afirman que, aunque así sea, la detención también envía un mensaje muy claro para los periodistas que no sigan la línea del Kremlin.
«No tengo ninguna duda de que la detención es un asunto político», cuando me enteré de los cargos contra Evan, lo primero que pensé fue: ‘¿Qué ruso de alto perfil tienen los estadounidenses en una de sus cárceles en este momento’, dijo Gulnoza Said, coordinador del Programa para Europa y Asia Central del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).
Said dijo a IPS que «los corresponsales extranjeros ofrecen una rara visión de la realidad rusa a una audiencia mundial».
«La detención envía a todos los periodistas extranjeros el mensaje de que no son bienvenidos en Rusia, y que pueden ser acusados de un delito en cualquier momento. A partir de ahora, está claro que la situación para ellos es impredecible e insegura», añadió.
Los medios de comunicación independientes en Rusia ya sufrían represión antes de la invasión a gran escala de Ucrania, que comenzó en febrero de 2022, pero ha aumentado desde entonces.
El gobierno de Vladimir Putin ha bloqueado sitios digitales de medios calificados como opositores al Kremlin, así como plataformas de redes sociales, para impedir que la gente acceda a información crítica sobre la guerra, mientras que también se ha introducido la censura militar con nuevas leyes draconianas que penalizan el «descrédito» del Ejército.
Esto ha llevado a algunos medios a cerrar de forma preventiva antes que arriesgarse a que sus trabajadores sean enviados a prisión, mientras que otros se han visto obligados a reducir drásticamente su plantilla o a trasladar sus redacciones fuera del país, operando en un exilio de facto.
Pero hasta ahora, los medios de comunicación extranjeros se habían visto relativamente poco afectados por esta represión.
Al comienzo de la guerra, muchos sacaron a sus corresponsales del país por motivos de seguridad. Pero algunos, como Gershkovich, regresaron y han podido informar sobre la guerra con una libertad comparativamente mucho mayor que sus pares rusos.
Por eso la detención de Gershkovich es tan preocupante para el futuro del periodismo independiente en el actual régimen ruso, declaró Jeanne Cavelier, responsable de la sección de Europa del Este y Asia Central de Reporteros sin Fronteras (RSF).
«Detener a un periodista extranjero por cargos tan graves es un nuevo paso crítico en la guerra informativa de Putin. El objetivo es intimidar a todos los periodistas occidentales que quedan en territorio ruso y que se atreven a informar sobre el terreno e investigar sobre temas vinculados a la guerra contra Ucrania», dijo a IPS.
Cavalier analizó que esta detención «es una señal de que no están relativamente más protegidos que sus colegas rusos. Como de costumbre, (la detención es) para sembrar el miedo y silenciarlos».
«Decenas de medios de comunicación extranjeros ya han abandonado Rusia desde marzo de 2022, al igual que cientos de periodistas independientes locales. Este golpe puede empeorar la situación y reducir aún más las fuentes de información fidedigna procedentes de Rusia», reseño.
Otros especialistas creen que la detención podría indicar que el Kremlin avanza hacia un objetivo de control casi total de la información en Rusia.
Todavía se está lejos del tipo de censura que existía en la antigua Unión Soviética, la URSS, planteó Lucka, del IPI: «Pero Putin y el régimen gobernante ruso llevan mucho tiempo diciendo que el sistema de censura de la URSS es un modelo a seguir para ellos. Así es como funciona en Rusia y como el gobierno quiere que funcione. Es deplorable, pero es la realidad».
«Con el tiempo, podría llegar a ser como en la Guerra Fría, cuando toda la información que salía de Rusia estaba estrictamente controlada», acotó Said, del CPJ.
Mientras tanto, algunos creen que la detención es también una señal para la población en general.
En los últimos años, el Kremlin ha tratado de acallar a la oposición, tanto en temas políticos como en otros ámbitos de la sociedad. Mientras que críticos ruidosos como el líder de la oposición Alexei Navalny han acabado en la cárcel, muchas organizaciones de la sociedad civil, incluidas las de derechos, nacionales y extranjeras, han sido clausuradas por las autoridades.
Esta represión se ha intensificado desde el inicio de la guerra, y los rusos que hablaron con IPS dijeron que, sobre todo tras la introducción de la legislación que criminaliza las críticas a la actividad militar.
«Es una locura. Hay escasez debido a la guerra, hay problemas de suministro, y lo vemos en el trabajo todo el tiempo. Podemos hablar de la escasez todo lo que queramos en el trabajo, pero no podemos decir cuál es la causa, la guerra, porque el mero uso de la palabra guerra puede llevarte a la cárcel durante años», dijo a IPS un empleado del sector público en Moscú, que pidió ser identificado tan solo como Ivan.
Añadió que conocía a muchas personas que estaban en contra de la guerra, pero tenían miedo de expresar la más mínima oposición.
«Saben que está mal, pero no pueden hablar de ello. Hay mucha censura. Te pueden encarcelar por traición solo por mencionar sus efectos negativos en la economía», narró.
En este contexto, es probable que la detención de Gershkovich refuerce el miedo entre los rusos de a pie que no apoyan la guerra o al gobierno y les impida hablar, afirman los defensores de los derechos humanos.
«Es difícil separar la represión de todas las libertades de los medios de comunicación de la represión de todas las voces independientes: van de la mano», dijo Rachel Denber, subdirectora de la División de Europa y Asia Central de Human Rights Watch.
Agregó que cuando las autoridades rusas «detienen a un periodista de alto perfil por motivos claramente falsos, no importa cuál sea el verdadero propósito de la detención, sin duda son plenamente conscientes del escalofriante mensaje que envían al público en general».