El alma llanera en duelo por “Tío Simón»

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El alma llanera en luto: dos años sin Tío Simón

El pasado miércoles 19 de febrero del 2014, se fue a sus 85 años de edad Simón Díaz, más conocido como “Tío Simón”: se trata de uno de los máximos exponentes de la música llanera y de uno de los cantautores contemporáneos de mayor renombre en Venezuela.

simon-diaz-Tio-Simon El alma llanera en duelo por “Tío Simón"

Una verdadera leyenda viva de la música venezolana y latinoamericana: “Hablar de Simón Díaz es hablar del ícono de la venezolaneidad, es hablar también de uno de los compositores populares más valiosos de América Latina” reza la portada de uno de sus discos (La Historia- Simón Díaz. 50 años de éxitos y vida artística, Latin World, 2003).

Nacido un 8 de agosto de 1928 a las 8 de la mañana en una familia que llego a tener ocho hijos, Simón Díaz creció en el pueblo ganadero de Barbacoas, en el extremo sur del pequeño Estado de Aragua, que colinda con el Estado de Guárico (cuya forma se asemeja a la de un corazón en el centro de Venezuela). Desde muy temprana edad, se dio a conocer por un incomparable don para improvisar coplas de artistas locales, y las dificultades de la vida no fueron impedimento alguno: «A los 12 años murió mi papá y me tocó a mí ser el hombre de la familia», relató Simón Díaz en una entrevista. Desde el famoso “Caballo Viejo” hasta “Sabana”, “La luna de Margarita”, pasando por “Mi querencia”, “Becerrero”, “La vaca azul” o “La vaca mariposa”, sus innumerables tonadas y pasajes encantaron con sus notas no solo las cálidas noches de los llanos venezolanos (que comparten con los colombianos una misma cultura musical ligada a las faenas del campo de la llanura) sino a gran parte del mundo.

Pedro Almodovar en su películas, o el mismo Julio Iglesias, así como Plácido Domingo, Mercedes Sosa, Caetano Veloso, Joan Manuel Serrat, entre muchos otros artistas, permitieron dar a conocer las coplas del Tío Simón mucho más allá de Venezuela. Enamorado de su país y de su pueblo, de la sencillez de la vida del campo y de los tesoros de la naturaleza, sus canciones y sus versos constituyen un prodigioso canto de amor a la vida. Al respecto leímos hace poco en estas mismas páginas en un homenaje a este artista venezolano que: “El cariño va anecdotizando el paisaje al traer y compartir sus recuerdos. La ternura es el sueño que sin ningún prurito echa el cuento de sus desaciertos y celebra las bienandanzas, cura de la fractura de la palabra y consigna en el alma algunas pistas para no dejar morir al ser amado de anorexia sentimental”.

El genio desbordante como compositor musical y poeta de Simón Díaz, con una permanente preocupación por rescatar las tradiciones y la cultura llanera, quedaron plasmados en más de 70 producciones discográficas.

Entre muchos de los recuerdos, el público del teatro caraqueño Teresa Carreño en julio de 1998 prestándose a un ejercicio de “boca chiusa”, y entonando a todo pulmón con Simón Díaz el famoso “Caballo Viejo”, gradería contra palco, palco contra gradería, mujeres contra hombres y viceversa, en medio de aplausos y risas, permanecerá, de ahora en adelante, como uno de esos mágicos momentos en su trayectoria artística. El prodigio de su creatividad musical y su incomparable don de gente hacen que todos, venezolanos y no venezolanos, latinoamericanos y no latinoamericanos queramos entrañablemente a “Tío Simón”. El hecho que su desaparición coincida con las horas más turbias que viva Venezuela hace que nos sintamos un poco más huérfanos, en medio del drama que azota en estos momentos la hermosa tierra de Tío Simón.

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Nicolas Boeglin
Profesor de Derecho Internacional Público, Facultad de Derecho, Universidad de Costa Rica (UCR)

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