El Tribunal Supremo israelí ha confirmado la expulsión de Omar Shakir, director de Human Rights Watch para Israel y Palestina, informa Amnistía Internacional Francia (AI) en su último boletín semanal.
Se trata –dice la información de AI- «de un nuevo ejemplo del importante papel que juega el alto tribunal en la política contraria a los derechos humanos en el país. Con esta decisión, el tribunal hace saber claramente que quien se atreva a denunciar las violaciones de los derechos humanos cometidas por las autoridades israelíes se considera enemigo del estado”.
Los defensores de los derechos humanos – recuerda AI- juegan un papel esencial revelando las transgresiones del gobierno y favoreciendo el debate público. La sentencia, del 5 de noviembre de 2019, confirma la voluntad represiva de Israel para reducir al silencio, a cualquier precio, a las organizaciones que defienden los derechos humanos.
El de Omar Shakir es un caso de libertad de expresión. El 7 de mayo de 2018, el ministerio del Interior israelí revocó el permiso de trabajo del director de Human Rights Watch, quien es ciudadano estadounidense, asegurando que había violado la Ley antiboicot de 2011: una modificación de esa ley de 2017 prohíbe la entrada en Israel y en los territorios palestinos de cualquier persona que apoye el boicot del país.
El 16 de abril de 2019, el tribunal de Jerusalem confirmó la orden del Ministerio de un año antes. Omar Shakir y Human Rights Watch apelaron ante el Tribunal Supremo, que ahora ha confirmado la primera sentencia y la orden de expulsión que, en caso de aplicarse, dará a Shakir veinte días para abandonar el país.
“Los llamamientos –finaliza la información de AI- efectuados por OImar Shakir y Human Rights Watch a las empresas para que respeten el derecho internacional está protegidos por el derecho a la libertad de expresión. No son llamamientos al boicot y no deben considerarse como tales. El hecho de que las autoridades israelíes consideren que parecen llamadas al boicot no cambia nada (…) en los últimos años, las autoridades israelíes han multiplicado sus maniobras de acoso e intimidación contra los defensores de los derechos humanos, y de la sociedad civil, en Israel y los territorios palestinos ocupados. Los grupos que defienden los derechos humanos sufren incesantes ataques».