Tres recientes suicidios de menores de edad han puesto sobre la mesa el grave problema social que produce este fenómeno en Marruecos.
El último caso fue hace escasos días en los suburbios de la ciudad de Tetuán cuando un joven de 16 años se suicidó tras recibir un suspenso en los exámenes finales.
Anteriormente, en la comuna rural de Ounnana, en Uezán, también en la región norte, se conoció el suicidio de un niño de 11 años. Se da la circunstancia que había terminado el curso con buenas notas con un certificado en Educación Primaria.
Previamente, en otro punto del país, un joven pastor de 15 años, fue hallado colgado cerca de un arroyo en una zona montañosa en la comuna rural de Aghbalou N’Serdane (provincia de Midelt).
Varias organizaciones defensoras de los derechos humanos pidieron en este último caso una investigación exhaustiva para esclarecer los hechos.
La Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) señaló la precariedad con que se enfrentan los niños en las zonas rurales, así como la marginación, aislamiento y exclusión que sufren los jóvenes pastores, quienes carecen de protección legal y social.
Además recuerdan que la protección de la infancia es una ″responsabilidad colectiva que requiere la movilización de todos los actores para garantizar un entorno seguro, libre de miedo, negligencia y violencia”.
Por su parte, el Centro Marroquí para los Derechos Humanos exigió una ″investigación judicial urgente e imparcial”, denunciando la persistencia del trabajo infantil en condiciones ilegales, especialmente en zonas rurales.
El caso de los niños pastores suicidas no es el primero. Así también se recuerda el sucedido en 2022, en la provincia de Chauen, en el municipio rural de Tamorot, donde en febrero de ese año tuvo lugar el mediático caso del niño Rayan Aourram, de cinco años, muerto al caer a un pozo del que lo rescataron sin vida.
Un mes después, en dicho municipio rural, se suicidó una niña pastora que estaba cuidando ovejas.
En febrero de este año 2025 se suicidó otro niño de 11 años en la comunidad rural de Ain Karma, en la prefectura de Mequinez, siendo encontrado ahorcado en un establo.
El año pasado también se suicidó un niño de diez años en la comunidad rural de Beni Derkul, en la provincia de Chauen, otra menor se mató tirándose del balcón en el barrio Ain Ktiouet de Tánger, así como otro caso se produjo en las afueras de Tetuán (ciudad que tuvo récord de suicidios en 2024, un total de 24, con edades entre 11 y 80 años).
La gravedad de la situación ha llegado incluso al Parlamento (Cámara de Representantes) de Rabat. La parlamentaria Saloua El Berdhi del islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD), en la oposición, dirigió una pregunta escrita al ministro de Sanidad y Protección Social, Amine Tahraoui.
En su texto, destacó que este complejo fenómeno se debe a causas múltiples e interrelacionadas, entre las que destacan la fragilidad de la situación económica y social, las elevadas tasas de trastornos psicológicos, especialmente entre los jóvenes, y la debilidad de los servicios de apoyo psicológico y de tratamiento hospitalario, sobre todo en las zonas rurales y montañosas, que constituyen la mayor proporción del territorio de la región norte.
El Berdhi, que también es vicepresidenta del Ayuntamiento (Comunidad Urbana) de Chauen, enfatizó que las presiones resultantes del desempleo, marginación y exclusión social agravan aún más la situación, dada la limitada disponibilidad de programas institucionales dedicados a la salud mental.
En Chauen activistas de redes sociales lanzaron en el pasado campañas para crear conciencia sobre el peligro del aumento de los suicidios.
Así, bajo el lema ‘Te mereces vivir’, se quiere frenar la fiebre suicida. «Nuestro objetivo es concienciar sobre el peligro del fenómeno del suicidio, que ahora nos está robando a nuestros hermanos y seres queridos… este espacio virtual para discutir el peligro del suicidio y las formas de superarlo», señalaron los responsables del grupo.
También, en marzo de 2019 se realizaron unas jornadas monográficas en la localidad para analizar y concienciar sobre el suicidio. A este encuentro asistieron incluso líderes religiosos e imanes, que aportaron sus opiniones y reflexiones.
Los activistas y expertos solicitan incrementar esfuerzos por parte de las autoridades para brindar apoyo psicológico y social a personas vulnerables, trabajando para aumentar la conciencia sobre la importancia de la salud mental, apoyando programas preventivos que tengan como objetivo limitar la propagación del suicidio.
Datos relevantes
A pesar de la falta de datos oficiales sobre suicidios en Marruecos, un informe emitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2016, cifró los casos de suicidio en el país, con un porcentaje de 2,9 por ciento por cada cien mil habitantes.
Datos más actuales de 2021, indican que esa tasa de suicidios ha aumentado, llegando al 3,68 por ciento por cada cien mil habitantes, reflejando además que un 31% de estudiantes ha tenido pensamientos suicidas.
La región de Tánger-Tetuán-Alhucemas tiene los casos más altos de muertes por suicidio, y en especial, la provincia de Chauen.
Según datos de 2021, solo en esa región hubo 145 casos en 2021, cuando en 2019 hubo 120, lo que corrobora el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que señala que la tasa de suicidios se ha duplicado en una década en Marruecos.
En 2022 se calculaba en tres el número de suicidios diarios en Marruecos, es decir, 1095 muertes, según la AMDH. Tan solo ocho años antes la cifra ascendía a 1014. El suicidio es la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años.
Las últimas estadísticas indican que la región norte marroquí, concentra más de la mitad de los casos de todo el país, más del 54% del total de suicidios, de ellos, el 70% se ubican en Chauen y alrededores. En 2024 en Tetuán hubo 24 suicidios mientras en Chauen llegaron a 90.
Los medios más comunes utilizados para quitarse la vida son básicamente el ahorcamiento, seguido de arrojarse desde las alturas desde una casa o sitio elevado; el consumo de sustancias tóxicas como veneno para ratas o insecticida; además de otros medios como arrojarse a las vías del tren y usar armas cortantes o de fuego.
Entre los casos de los últimos años se incluyen desde hombres y mujeres, sin límite de edad, ni condición social, además de los niños también hay casos de ancianos de 80 años como sucedió en un caso en Alhucemas u otro de 73 años en Tánger.
Entre otros muchos casos, el de tres mujeres que se suicidaron el mismo día en distintas localidades del norte marroquí, en 2022 o recientemente los tres suicidios producidos con apenas un día de distancia en Tetuán; así como el joven que se suicidó en las horas previas de su boda o la novia también que se mató días antes de casarse, o la madre que se mató tras perder de la misma manera a su hijo.
También afecta a ciudadanos extranjeros. Uno de los más emblemáticos fue en 2020, el del cónsul francés en Tánger, Denis François, que se suicidó en la sede diplomática donde tenía su residencia.
Igualmente en Tánger, y por las mismas fechas, del mismo modo se suicidó un español, un sexagenario de nombre Juan, que vivía en el barrio de Al-Majd.
Hay que recordar que existe un Día Internacional para la Prevención de Suicidios que se celebra anualmente el 10 de septiembre.
Enfermedades mentales afectan a la mitad de la población
Las cifras oficiales publicadas el año pasado 2024 por el Ministerio de Sanidad y Protección Social marroquí revelan una situación preocupante en cuanto a las enfermedades mentales y psicológicas, ya que muestran que, casi la mitad de la población, el 48,9% de los marroquíes padecen o han sufrido trastornos psicológicos en algún momento de su vida.
Sanidad proporciona menos de un psiquiatra por cada 100.000 personas, lo que agrava la crisis de salud mental. Marruecos carece de personal sanitario adecuado para abordar estos problemas, ya que hay menos de 0,1 psiquiatras por cada 100.000 habitantes, frente a la tasa global mundial de 1,7 y la europea de 9,4.
Según el Ministerio de Sanidad, casi el 40% de los marroquíes mayores de 15 años padecen trastornos mentales y psiquiátricos, es decir, cerca de diez millones de ciudadanos. Así, más del 26% de los marroquíes sufren depresión, el 9% trastornos de ansiedad, un 5,6% casos de trastornos psicóticos y mentales; finalmente el 1% padece esquizofrenia.
Los hospitales psiquiátricos en Marruecos no cumplen las condiciones humanas mínimas de hospitalización y tratamiento.
Existen 25 departamentos de salud mental, servicios psiquiátricos en hospitales con un total de 825 camas, además de 11 hospitales psiquiátricos especializados con 1.341 camas.
Sin embargo, esta capacidad se considera insuficiente para satisfacer las necesidades de la población, ya que alrededor del 20% de los hospitales citados permanecen inactivos por razones sociales y humanitarias.
