Los españoles hemos conocido estos días el rechazo de los Presupuestos Generales del Estado presentados por el Gobierno socialista de Pedro Sánchez, teniendo la oportunidad de asistir a una batalla dialéctica y política que sin lugar a dudas va a tener un antes y un después. Tanto, que el jefe del Ejecutivo ha dado por finiquitada la legislatura, convocándosenos a las urnas para el próximo día 28 de abril.
Una de las cosas que han quedado claras en esta que podríamos llamar batalla ideológica-política habida en el Parlamento es que han existido, como en todas las batallas, vencedores y vencidos, dispuestos unos y otros a velar sus armas en la próxima contienda, que se avecina cuando menos espesa, por decirlo suavemente…
Entre los vencedores, ufanos ellos tras la victoria, están el Partido Popular de Pablo Casado, quien ahora se autoproclama como una especie de gran capitán ante la derrota socialista, con frases como “Hay que elegir entre un Gobierno que negocie con Torra o que lidere la aplicación del 155”. Se trata de un claro aviso para navegantes…
Por su parte Albert Rivera, de Ciudadanos, tampoco ha parecido querer quedarse corto, y al parecer su principal empeño en estos momentos está en echar cuanto antes de La Moncloa a Sánchez, porque “No podemos tener un Gobierno Frankenstein dos, compuesto por separatistas y teniendo a Pablo Iglesias como vicepresidente”.
Ha habido un tercer vencedor en el sector de la derecha española, sector extrema derecha que, aunque no presente en el hemiciclo, su espíritu ha sobrevolado por la Carrera de San Jerónimo. Se trata de Santiago Abascal, líder de Vox, quien tras el resultado conocido ha lanzado una frase de victoria que pareciera sacada de la Covadonga de Don Pelayo: “España, otra vez, ha sido más fuerte que sus enemigos”…
También han estado del lado de los vencedores, al votar en contra de los Presupuestos, los partidos independentistas catalanes ERC y PDeCat ya que, en su opinión, su voto estaba condicionado a poder negociar el derecho de autodeterminación. El voto de los independentistas ha sido clave en el rechazo a estos Presupuestos, habrá que ver cómo administran sus posiciones políticas en un futuro que ya ha comenzado.
En cuanto a la otra parte en disputa, aparte de los partidos que votaron a favor, como fueron entre otros Podemos, PNV o Compromís, ha habido un claro vencido, el gobierno sustentado por el Partido Socialista, que se apresta a recomponer los muebles ante un futuro que se avecina incierto tanto para unos como para otros.
Pero además de estos partidos, hay que señalar que también ha habido una serie de vencidos en la confrontación parlamentaria a los que al parecer nadie pareciera prestarles atención, cual si de una tropa de figurantes anónimos se tratara que de pronto aparecieran por el set de rodaje de este nuestro decorado de paisaje y paisanaje.
Pero en realidad existen de carne y hueso, están ahí, en nuestras calles, pueblos y ciudades, y van a sentir sobre sus carnes, y desde el primer momento, el resultado del rechazo a los Presupuestos. Se trata de una serie de colectivos sociales que, llegado el caso, pudieran jugar su papel en un futuro próximo, y no ya como figurantes anónimos, sino como actores de reparto que con su voz y voto van a incidir en el futuro de los actores principales y secundarios que se sientan en el Parlamento.
Como por ejemplo los afectados por las medidas contra la violencia de género, que verán disminuida la partida ya designada en 220 millones de euros. O los afectados por la prestación de desempleo, a los que se les iba a rebajar de 55 a 52 años la edad para percibir la prestación a parados de larga duración. O a aquellos afectados por la financiación de las cuotas sociales a la Seguridad Social de las cuidadoras no profesionales de las personas en situación de dependencia.
Existen otros colectivos de ciudadanos, hombres y mujeres que también comprobarán personalmente lo que el rechazo va a significar. Ahí están los afectados por la eliminación del copago farmacéutico para pensionistas cuya renta sea inferior a 11 200 euros, así como las personas perceptoras de la prestación económica de la Seguridad Social por hijo menor a su cargo. El permiso de paternidad, que iba a pasar de cinco a ocho semanas, también se quedará en dique seco, así como la universalización de la escuela entre cero y tres años.
Son solamente algunos ejemplos de los colectivos afectados por el rechazo habido, pero que en su conjunto pueden formar y conformar millones de personas anónimas a las que nunca veremos platicar en el Parlamento, pero que, llegado el caso, pueden llegar a decidir con su voto el futuro que quieren para ellos y para su país.
