Filosofía de barro y guasdua

No se puede vivir sin amar la philosophia

Lo que pasa es que a la gente pobre nos restringieron al terreno de la passiosophia (pasividad ante la sabiduría) o, peor, si en vez de llamarla en latín nos vamos a Grecia, la cuna eurocéntrica del pensamiento, pathosofía (enfermedad del conocimiento). Pensar en un barrio o caserío, argumentar con una tarraya o azada en la mano era una conducta desviada. Ejercer la filosofía o intelectualidad estaba tan lejos de nuestro territorio recorrido como si pretendiéramos construir nuestra choza de bahareque en Abell, la galaxia más alejada de la Tierra.

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Barro y guasdua. Foto: Jesús Mujica Rojas

Pero ¡ah mundo! a cuántos años luz están los intelectuales que nos cambiaron techos de palma y caña por el asbesto sustituyendo así el Mal de Chagas por el cáncer ¡Claro! una endemia de país tropical no es igual a otra universal contemporánea. Y, resulta que hay brotes de enfermedad de Chagas en donde no hay ya ni barro ni bambú. Y es que Chagas hay donde hay grietas que resquebrajan las paredes de la dignidad humana;  el chipo  o vinchuca defeca sobre la herida de la desigualdad social, habría que luchar contra la pobreza e ignorancia.

Y en eso estamos. Filosofar, socialistamente hablando, no es regodearse en lo leído; filosofar cotidianamente se trata de  reflexionar sobre lo que somos e interpretamos de nuestra realidad. Es decir que la historia de nuestro país se parece a la de los demás Estados latinoamericanos, conformados por cientos de naciones con voces, costumbres, normas, símbolos iguales, aunque no tengamos un territorio unívoco.

Es decir que la producción de bienes y servicios en nuestro país se parece a la de los demás Estados latinoamericanos en tensión actualizada entre la sobrevivencia y la plusvalía; en guerra declarada contra la explotación; en alegría potenciada por el placer de hacer lo que queremos para aportar lo mejor que somos en beneficio  de la mayor felicidad posible en contribución al equilibrio social – económico – político – democrático del colectivo que amamos.

Filosofar hoy en Venezuela es restearse con el pueblo y darle la bienvenida a toda la sabiduría madurada en años de intro-extrospección que, en diálogo con nuestro poco sistematizado conocimiento,  pueda hacerse llamado de atención, reclamo fraterno, grito de liberación.

Ileana Ruiz
Ileana Ruiz (Venezuela). Activista de derechos humanos, investigadora social y periodista. Asesora en resolución de conflictos, educación popular, participación ciudadana y derechos humanos y profesora de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad. Articulista en el semanario venezolano “Todosadentro” del Ministerio de la Cultura desde 2006. Premio Nacional de Periodismo de Opinión, 2013. Entre sus publicaciones: De la indignación a la implicación (2006); Pueblo de agua: Cuentos para la educación en derechos humanos sobre la identidad del pueblo warao (2009); Servicio de policía bajo la mirada ciudadana (2010); La clave del acuerdo. Practiguía para la resolución pacífica de conflictos (2011); Pasos dados poco a poco. Memoria y cuentos del proceso de constitución de los Comités Ciudadanos de Control Policial (2012).

1 COMENTARIO

  1. pathosofía (enfermedad del conocimiento)
    Está mal la traducción
    Enfermedad del conocimiento sería Gnotipathía ó Epistemopathía y enfermedad de la Sabiduría sería Sofopathía.

    Pathosofía es LA SABIDURÍA DEL SUFRIMIENTO….

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