Flamenco Madrid, el festival patrocinado por el Ayuntamiento de la capital de España, que sin duda se consolida en su segunda edición, está en las salas Guirau y Jardiel Poncela del teatro Fernán Gómez durante todo el mes de junio. Dirige el festival el bailaor y coreógrafo Ángel Rojas, quien ha coordinado una amplísima gama de arte flamenco, desde el más puro al más vanguardista, con compañías de danza española, cante, toque y baile, artistas consagrados y emergentes, todo ello en la categoría que se merece un arte que es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2010 por la UNESCO.
Inauguración el 2 de junio con el espectáculo Aleluya Erótica de la Compañía AndanZas, que dirige la gaditana Rosario Toledo, premio al mejor espectáculo en su estreno en la Bienal de Sevilla 2012. Rosario ha hecho historia desde su paso por el Conservatorio Superior de Danza de Sevilla, curtiéndose en las compañías de Manuela Carrasco y Antonio el Pipa, por los tablaos de Barcelona y Sevilla, por los espectáculos de Javier Barón, Antonio Canales, Israel Galván, Miguel Poveda, Arcángel, Mario Maya y su más de media docena de producciones propias, estrenos y premios nacionales e internacionales…
Aleluya Erótica es una adaptación en clave de ballet de la obra de Federico García Lorca Amor de Don Perlimplín con Belisa en el jardín. Rosario actúa y danza, José Valencia en Don Perlimplín canta con letras de la obra de Lorca a la bella Belisa y Dani de Morón a la guitarra da cuerpo y sentido a la originalísima coreografía diseñada por la propia Rosario y Juana Casado, ésta última también responsable de la dirección y adaptación del extraordinario espacio escénico y Dominique You es el autor del diseño de iluminación. La sabia sincronización de todos estos elementos ha dado como resultado un espectáculo state of the arts.
Un trío basta para llevar hasta la emoción más profunda, en una obra de cortejo y seducción. Toda la sensibilidad y el onirismo de Federico están en éste amor imposible, con una fuerza dramática que emana de la música de Dani de Morón que va creando la danza y la palabra cantada magistralmente por José Valencia. Ella vive su amor imaginario, él canta, se acercan y se cruzan, se hablan al compás de sus manos, la guitarra y el baile en un juego de seducción total. Amor, separación y transformación en una moderna urbanita años veinte que fuma y bebe. La guitarra llora tangueando y él canta, dolido, añorando el amor. La iluminación añade énfasis a la intensidad de la escena. Ella yace sobre una mesa como muerta y él canta su sufrimiento –maravilla de cante, José Valencia se supera a sí mismo- acompañado por un toque prodigioso. Él recuerda, ella revive y reanuda la seducción de mil maneras para llamar la atención de su amor imaginado. Hay desespero en el baile, cante y toque y redención danzada en una fuente en un final apoteósico. Rosario Toledo danza, actúa y se emociona para emocionar a cualquier público con un espectáculo diferente, cuya originalidad seduce y asombra.
Conservatorio Profesional de Danza Carmen Amaya. Con un recorrido por el repertorio de danza española enmarcado en diseños coreográficos de grandes maestros como Antonio, Goyo Montero y Primitivo Daza entre otros en sus creaciones de Goyescas de Enrique Granados, Benamor de El Amor Brujo de Falla, Allegro Concerto de Chopin, Fandango de Doña Francisquita de Amadeo Vives, composiciones de Turina y Albéniz. Si hay que definir a esta escuela profesional de alguna forma, ésta sería Coreografías. La composición espacial, la arquitectura grupal en las rotaciones, las esculturas finales. Durante todo el espectáculo lo que imprime carácter ante el ojo del espectador es el exquisito arte coreográfico.
Hacen un gran recorrido por todas las Jotas, culminando con una apoteosis de la aragonesa. Folklore clásico con punta y tacón, Escuela Bolera, con un baile etéreo que parece no tocar el suelo. Un dúo masculino borda un zapateado dialogado del que casi se captan las palabras. Las composiciones clásicas adaptadas a ballet, parte fundamental del corpus de la danza española. Al final, una serie de danzas célticas galaico-astures con sonidos medievales a ratos, ritmo pausado otros, gran sabiduría en la iluminación y vestuario de colores asociados a la escena rural, para terminar con una preciosa Muñeira.
Arte, belleza y exquisita sabiduría coreográfica, iluminación y colorido pero…se tiene la sensación de un déjà vu, quizá irremediable.
Mudanza. Lo mejor de lo visto hasta ahora ha sido el espectáculo Mudanza, una puesta en escena dirigida por La Lupi, flanqueada por un equipo artístico de una categoría que excede a cualquier clasificación. Curro Albaicín como bailaor invitado, al cante Antonio Núñez El Pulga y Alfredo Tejada, las guitarras de Curro de María y Óscar Lago, David Galiano en la percusión, palmas de Roberto Jaén. La coreografía de Bulerías diseñada por Choro Molina, la música de Paco Cruz, Curro de María y Óscar Lago. Todo el equipo bajo la dirección musical de Óscar Lago.
Mudanza es un espectáculo de arte puro llevado a la categoría de sublime. A la calidad artística de auténtica excelencia de La Lupi, sus guitarristas, cantaores, percusionista y palmero, se une un diseño coreográfico y de iluminación que ponen en valor ilimitado las danzas, los cantes, los toques…En el escenario se produce una obra maestra de claroscuro, con enfoques individualizados que van rotando de bailaora al equipo de cantaores y percusión o al dúo de guitarra, que los hace aparecer y desaparecer, que los siluetea en un contraluz sobre azul o rojo, que matiza haces de luz de forma individualizada, como si se tratara de lluvia o de una cabellera, que proyecta mandalas en el pavimento. Algo imposible de describir con palabras. Podemos decir que las composiciones coreográficas y lumínicas son elementos orgánicos tan vivos como los actorales físicos moviéndose por la escena, todos ellos en sincronía más que perfecta. Esta integración de las partes en la totalidad, crean una intensidad emocional de alto voltaje que se transmite desde la escena al espectador con una fuerza inusitada.
Y así van sucediéndose escenas de flamenco puro en clave primitiva, íntimo, tocando todas las emociones posibles. El recorrido por bulerías con la extraordinaria coreografía de Choro Molina, en la que hasta las sillas se mueven con arte por la escena, rotando espacios, inolvidable. Ella cambia de vestuario continuamente, para sorprender con su adecuación y su riqueza. Se mueve con la ondulación de un reptil dentro de su regia bata de cola. Sus zapateados, punta y tacón, son música y percusión a la vez. Su soleá del mantón prodigiosa. Con el mantón en el suelo, solo el ritmo de punta y tacón, con una sincronía de cuerpo, compás y cante que destilan amor. Y esa luz tamizadísima que la va convirtiendo en espíritu hasta desaparecer.
El final por fandangos está precedido por un recitado de la poesía/copla Quítame el beso de anoche por Antonio Núñez El Pulga, que si como cantaor llega al alma, recitando, con un solo foco delimitándole y el resto de la escena en plena oscuridad, lleva a una intensidad emocional que casi angustia. Después, La Lupi, de túnica negra y oro, con toda la troupe detrás, crea ritmos con jondura, pasión, amor o desamor. Espectáculo total, con una sinfonía en azul con zapateo que va jugando con ritmos. Variaciones en escena con composición y rotación perfectas. La aman, la miman. ¡Qué fin de fiesta!
La Lupi es una artista hecha a sí misma. Trabajo, determinación, ambición de avanzar en su calidad artística. Sigue entrenando no menos de cuatro horas diarias. Ella y su equipo diseñan coreografías para otros artistas y elencos artísticos, incluso para ópera. Ha llegado a base de trabajo e inteligencia a ser una de nuestras artistas más admiradas en el mundo.