El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, ha defendido en la primera jornada dedicada a «El español en el periodismo», en el marco de las «Jornadas Periodismo con Ñ» que organiza la Asociación de la Prensa de Cádiz, la importancia de defender un periodismo veraz y democrático frente a las «realidades alternativas» y la desinformación prevalente en la era digital.
Recien operado de cataratas, no pude asistir presencialmente a esta jornada y plantear algunas preguntas que surgen de la experiencia acumulada desde 2006 por la aventura editorial de Periodistas en Español, pero consciente de que los ponentes merecían conocer sus planteamientos, he visionado el video de esta jornada publicado por la Asociación de la Prensa de Cádiz, y extraído las siguientes notas:
Ponentes
Acompañaban a García Montero en la mesa Isabel Morillo, directora de El Correo de Andalucía; y Paloma Jara, delegada de RTVE en Andalucía, quienes debatieron sobre el papel crucial del español en el periodismo y los retos que enfrenta la profesión en un contexto de libertad de prensa y transformación digital.
Isabel Morillo enfatizó la fortuna de ejercer el periodismo en una democracia sólida, aunque advirtió sobre la necesidad de mantener una vigilancia constante contra las presiones políticas y la precariedad en el sector.
Por su parte, Paloma Jara hizo hincapié en la relevancia de la palabra y la lectura como herramientas fundamentales para el periodismo de calidad, especialmente en medios públicos.
Luis García Montero
García Montero aprovechó su intervención, dado que la jornada se celebraba el «Día internacional de la libertad de prensa», el 3 de mayo 2024, para hacer una reflexión sobre los desafíos que enfrentan los periodistas en diversos contextos internacionales, como en Palestina y México, donde la labor periodística implica riesgos significativos.
Abogó por un compromiso con la verdad y la responsabilidad social del periodismo, destacando la necesidad de diferenciar entre información y comunicación, y citó a Antonio Machado y su personaje Juan de Mairena para ilustrar la esencia de pensar lo que se dice, en contraposición a la creación de falsas noticias.
Sobre este hecho se refirió a una reunión sobre la seriedad informativa en Estados Unidos en la que se planteó que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, lanzaba treinta mentiras diarias en sus redes sociales y su jefa de gabinete respondió que el presidente no mentía, sino que creaba realidades alternativas.
Y sostuvo que esa respuesta sitúa el debate: no es lo mismo que te maten como en México por informar, que te envuelvan en una dinámica de realidades alternativas, de bulos que desinformen a la hora de conocer la realidad.
Reclamó no confundir la información con la comunicación, porque «la información veraz es la consecuencia del periodismo decente. La comunicación es otra cosa, porque en las dinámicas de comunicación puede entrar la mentira, puede entrar el bulo, pueden entrar las dinámicas de desinformación».
Y opinó que ya Baudelaire, después Federico García Lorca; y después Pasolini, advirtieron que en el mundo actual una multitud puede ser un conjunto de soledades y que cuando ahora se dice que con las redes sociales estamos muy comunicados, sucede precisamente que «la gente se siente sola y desamparada, las redes sociales le permiten sentirse acompañado» y que cuando un periodista informa de verdad, «las verdades tienen sus matices, sus paradojas, su sombra y exigen pensamiento y exigen reflexión; y muchas de las falsas noticias o de las mentiras que vuelan por las redes están hechas como consignas, para impactar desde el primer momento, porque no te invitan a pensar».
Señaló que se trata de «una dinámica peligrosa que no se puede solucionar de una manera fácil diciendo que existen los medios tradicionales y existen los medios nuevos digitales, porque hay medios digitales que son un punto de referencia fundamental, como hay medios tradicionales que han derivado hacia el bulo y hacia la mentira de una manera triste».
Un español venido a menos
Tras aseverar que nos estamos jugando un eje fundamental de la democracia para la opinión y la convivencia como es el periodismo, hizo una reflexión sobre la calidad del español en los medios, para afirmar que «por desgracia, ahora el estilo periodístico se ha degradado mucho, ya ni siquiera hay correctores».
Indicó también que en la nueva dinámica se introducen muchos neologismos, y que para mantener la unidad del español es fundamental la sensatez de respetar la diversidad sin caer en lo innecesario, y si a la hora de escribir tenemos palabras en castellano, en español, no hay que utilizar una palabra en inglés o en alemán, aunque si se utilizan tampoco le da mucho reparo, «porque este idioma es tan fuerte que muchas palabras que vienen de otras lenguas se quedaron porque hacían falta y se han borrado cientos de palabras que no hacían falta»
No a la censura
Hizo otra reflexión sobre ir más allá de la corrección, «porque en las palabras caben muchas muchas cosas y tenemos que plantear de qué manera defendemos la dignidad democrática del periodismo».
Y advirtió que «caer en la tentación de la censura siempre da mal resultado», y que un gobierno pueda decir «esto se publica, esto no se publica, es muy, muy muy peligroso».
Sentenció que la democracia no puede convivir con la censura, y a partir de esa premisa pidió la responsabilidad de los profesionales, que sean los periodistas los que sepan que significa informar con veracidad y no comunicar bulos y mentiras.
Y además, pensar en medidas que merecerían una reflexión, «porque no es lo mismo prohibir que dejar de subvencionar con dinero público a los que mienten», porque estamos en una dinámica donde «con dinero público se está subvencionando a mucha gente que va de periodista y que es un pseudo caradura que en su casa, con una pantalla o con una cámara, se dedica a contar mentiras y a decir barbaridades que no están en la base de una profesionalidad informativa».
Reclamó como posible solución «una ley de transparencia, donde se exigiera información clara de lo que es una redacción, de los propietarios de esa redacción, de quién paga a esa redacción, si es que existe o no existe, pues a lo mejor no hay que subvencionar con dinero público a alguien que no es un periodista decente, y que es un caradura que saca dinero de gente».
Tuvo también una referencia al fango en la política, «porque cuando alguien insulta, el problema no es solo que insulte a alguien que quede ofendido y eso ocurre mucho en las discusiones políticas, cuando alguien miente e insulta, aparte de ofender a una persona, lo que genera es una dinámica de ruido que desemboca siempre en todos son iguales, todos mienten, todos roban; y no es verdad, no todos los políticos roban, no todos los políticos son iguales».
Concluyó que están muy interesados en desacreditar la política aquellos que quieren convertir la libertad en la ley del más fuerte, y que no haya autoridad para establecer marcos de convivencia, «y los marcos de convivencia son importantes en una tradición democrática que tiene que unir la libertad con la igualdad y con la fraternidad y eso ocurre en el periodismo».
«Ahora la gente dice que todo es un bazofia, que las informaciones públicas son pesebres pagados por los gobiernos y uno analiza los medios y resulta que no todos son iguales, que hay periodistas públicos o privados serios», finalizó García Montero.
Conclusiones de la jornada:
Las discusiones en esta primera jornada de «Periodismo con Ñ» culminaron con un consenso sobre varios puntos clave:
- Necesidad de autorregulación y transparencia en los medios: Es crucial que los periodistas y los medios mantengan altos estándares de veracidad y transparencia, especialmente en un entorno digital saturado de desinformación.
- Importancia de la educación y la lectura: Reforzar la educación en medios y fomentar la lectura son esenciales para preparar a futuros periodistas y fortalecer el periodismo.
- Defensa de la democracia y rechazo a la censura: La libertad de prensa debe ser defendida como un pilar de la democracia, evitando cualquier forma de censura gubernamental.
- Reconocimiento de los desafíos económicos: La precariedad y la dependencia de las métricas de audiencia son desafíos significativos que requieren nuevas estrategias y modelos de negocio sostenibles para el periodismo.
- Estas conclusiones subrayan la necesidad de un enfoque holístico y comprometido para asegurar el futuro del periodismo en un contexto global complejo y cambiante.
