Uno de los libros que se publicaron en España en los primeros años de la transición política y que había sido prohibido durante el franquismo fue “El laberinto español”, de Gerald Brenan, en la misma edición del Ruedo Ibérico que ya circulaba clandestinamente desde hacía años.
Publicado en 1943 por la Cambridge University, su autor era un hispanista que había elegido nuestro país para vivir desde que, con poco más de veinte años, llegara a España huyendo de la sofocante vida de la Inglaterra victoriana. Se instaló en Las Alpujarras, en la provincia de Granada, y pasó sus últimos años en su casa malagueña de Alhaurin el Grande. Su cercanía a las gentes del pueblo hizo que muy pronto se sintiera un gran aprecio por la figura de ‘don Geraldo’, como era conocido.
“El laberinto español” es una obra discursiva al hilo de cuya lectura surgen muchas preguntas basadas en investigaciones y observaciones del autor, que ofrece interpretaciones subjetivas cuyos valores se derivan de sus conocimientos literarios y de las relaciones con la gente entre la que había vivido antes de su llegada a España.
Con este libro Brenan perseguía desentrañar los conflictos materiales e ideológicos que desembocaron en la guerra civil española. Lo hace a través de un análisis socioeconómico de los años anteriores a 1936. Sus métodos analíticos no son siempre rigurosos y en ocasiones siente atracción por tópicos como la mística, el romancero y por valores como el honor y la honra, a los que califica como manifestaciones de una vida compleja y desconcertante que le ayudaban a entender un mítico Sur. Trataba de hacer comprender al lector extranjero que la alegría y el dramatismo español eran productos de una cultura extraordinaria en nada inferior a la del resto de los países europeos.
Una vida de novela
Nacido el 7 de abril de 1894 en la isla de Malta, donde había sido destinado su padre, oficial del ejército colonial británico, Edward Fitz Gerald Brenan se trasladó muy pronto con su familia a Irlanda del Norte, de donde procedía su madre. El oficio de su padre le dio la oportunidad de conocer desde muy joven los fantásticos escenarios de algunos de los países del entonces extenso imperio británico, como La India, Ceilán y Sudáfrica.
La Primera Guerra Mundial le sirvió de excusa para abandonar el hogar familiar (las relaciones con su padre no eran todo lo buenas que hubiera deseado) y decir adiós al mundo burgués. Después de la guerra, en 1919, tras abandonar la carrera de militar en la que había alcanzado el grado de capitán, llegó a La Coruña y luego recaló en Andalucía buscando un lugar tranquilo y barato para vivir.
Previamente hizo enviar sus 2000 libros por barco a Almería, una biblioteca que iría creciendo con desmesura durante su estancia en España. Después de recorrer a pie casi un centenar de pueblos y aldeas de la ladera sur de Sierra Nevada, el 13 de enero de 1920 se instaló en la localidad de Yegen, donde pasaría diez años de su vida, una etapa que inmortalizó en su libro “Al sur de Granada”. Allí lo visitaban con frecuencia sus amigos Bertrand Russell, Roger Fry, Lytton Strachey, Leonard y Virginia Woolf, así como otros componentes del grupo literario de Bloomsfield, además de Dora Carrington, con quien algunos conocidos le atribuyeron un apasionado romance. Entre sus lecturas de juventud se citan “Walden”, de Henry David Thoreau y la “Autobiografía de un supervagabundo”, de W.H. Davies.
La guerra civil española lo sorprendió en la localidad malagueña de Churriana, donde se había instalado después de su matrimonio con la poeta norteamericana Gamel Woosley. Durante la guerra desempeñó la labor de corresponsal de prensa pero volvió a Inglaterra y no regresó a España hasta 1952. Al finalizar la contienda continuará su obra de investigador e hispanista en la tradición de Richard Ford y George Borrow pero también en la de Arthur Koestler y George Orwell. La guerra civil influyó en toda su obra posterior desde su posicionamiento ideológico favorable a la República y a los movimientos anarco-sindicalistas.
A la muerte de su esposa en 1967 se trasladó con su amiga Lynda Nicholson y su marido, el escultor sueco Lars Pranger, a una casa de la Cañada de las Palomas en Alhaurín el Grande, localidad en la que tiene dedicada la calle principal. Allí escribiría “Memoria personal”, una “Biografía de San Juan de la Cruz” con la ayuda de Lynda, “La Literatura del pueblo español”, en la que considera el marco histórico para analizar con corrección las obras literarias, y “Pensamientos en una estación seca”, su último libro, publicado en 1978, en el que reunió reflexiones y aforismos que había ido escribiendo durante toda su vida. Su obra es un compendio de crítica, biografía, historia contemporánea, antropología social y ficción literaria.
Los últimos años
En mayo de 1984 fue trasladado a Greensway, una residencia de ancianos del condado de Middlesex, al sur de Londres, en una confusa operación de sus familiares, que no contaron con las fuertes raíces que unían a Brennan a Andalucía. Pocas semanas después la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Alhaurín el Grande llegaron a un acuerdo con la familia del escritor para subvencionar su regreso a España y la estancia de Brenan aquí hasta su muerte. También para constituir en Málaga la Fundación que lleva su nombre, donde se custodia el legado del hispanista.
Después de la muerte de su hija Miranda y sobre todo desde que sufrió una caída en 1981, no volvió a recuperar la gran curiosidad que había sido la constante de su vida ni sobre todo la movilidad que le hiciera escalar las montañas de la Alpujarra y recorrer todo Marruecos en auto-stop cuando ya contaba más de sesenta años.
Tras ingresos sucesivos en un hospital de Málaga, Gerald Brenan falleció a los 92 años en su casa de Alhaurín el 19 de enero de 1987. La donación de su cuerpo para la investigación a la Facultad de Medicina de Málaga provocó un último esperpento de corte valleinclanesco, ya que estuvo sin dedicarse al objetivo para el que había sido donado ni recibir sepultura hasta el año 2001. Sus restos descansan ahora junto a los de su esposa Gamel en el Cementerio Anglicano de Málaga.
[…] Gerald Brenan: se cumplen 30 años de la muerte del hombre del sur […]