″La realidad era un lugar extraño y peligroso, un lugar donde no tenía sentido quedarse por mucho tiempo” escribió el escritor japonés Haruki Murakami mientras que el poeta estadounidense Raymond Carver (1938-1988) en su poema ‘Miedo’ recoge: ″Miedo a la ansiedad (…) Miedo a llegar tarde y miedo a llegar antes que nadie. (…) Miedo a la confusión.”
Quién sabe si estas lecturas, de sus autores de referencia, acompañaron en algún momento al chino Ding Liren antes de perder el Campeonato Mundial de Ajedrez en Singapur ante el indio Gukesh Dommaraju, de 18 años, convirtiéndolo en el 18º campeón mundial y el más joven en lograrlo de toda la historia.
La última partida del campeonato sorprendió a todos. Gukesh aprovechó un clamoroso error de Ding Liren en el movimiento 55 para sacar una ventaja decisiva y obligarle a abandonar, rompiendo el récord del entonces soviético Gari Kasparov, que ganó el título a la edad de 22 años en 1985, tras el debatido aplazamiento del campeonato el año anterior.
Fue un giro dramático e inesperado de los acontecimientos, cuando parecía que la partida final se dirigía a un empate y los desempates de rápidas eran inevitables, el campeón Ding Liren cometió ese gran error y capituló tres jugadas después.
El resultado final 7,5-6.5 (+3 −2 =9). Tras la primera partida que ganó Ding, el indio obtuvo la victoria en la tercera equilibrando el resultado. Se adelantó Gukesh en la 11, a falta de tres, pero en la siguiente, tras una brillante preparación, ganó el chino. Se llegó así a la última partida, la 14.
″Estaba totalmente en shock cuando me di cuenta del error”, confesó un Ding que ya de antemano partía como perdedor de todas las apuestas pero que mantuvo el tipo hasta el final en que se derrumbó.
La posición se centró en 55. Tf2? (55. Ta4 era el movimiento lógico de las blancas) 55…Txf2 56. Rxf2 Ad5. 57. Axd5 Rxd5 58. Re3 Re5. Ding renunció al final de peones, se había quedado sin esperanza.
El chino Ding Liren, hasta entonces campeón, reconoció dolorosamente su pérdida: ″Creo que jugué mi mejor torneo del año. Podría ser mejor, pero teniendo en cuenta que la suerte de ayer sobreviva, es un resultado justo perder al final. No me arrepiento”.
″Cuando salgas de esa tormenta, no serás la persona que entró en ella. De eso se trata la tormenta”, la aguda reflexión de Murakami, el escritor que acompaña a Ding, debería ser una de las lecturas para asimilar lo sucedido.
Para Gukesh, ″cuando me di cuenta de que estaba ganando fue el mejor momento de mi vida” culminando su sueño de toda su vida. ″Desde que tenía siete años, he estado viviendo este momento, ya con diez años. Todos los ajedrecistas quieren experimentar este momento y no tienen la oportunidad. Estoy viviendo mi sueño”, declaró el eufórico nuevo campeón del mundo.
Ahora son miles los jóvenes ajedrecistas indios que sueñan con emular la misma hazaña que Gukesh D, convertirse en campeón mundial. Se convirtió en el segundo indio en ganar el título después de Viswanathan Anand, cinco veces campeón del mundo y hoy dirigente de FIDE.
La India mientras, desde su presidente, Narendra Modi (que regaló en su día un ajedrez a la vicepresidenta estadounidense y candidata derrotada, Kamala Harris) hasta el último de sus habitantes, aplaudieron a su nuevo héroe, la victoria de Gukesh servirá como catalizador para que aun más los padres se lleve a sus hijos al ajedrez y siga ampliándose sus estudios incluso en la universidad.
Estudiantes de la escuela Gukesh en su ciudad natal de Chennai mostraron pancartas y fotos del estudiante que se convirtió en campeón. El hoy campeón dejó la escuela a tiempo completo a los diez años para pasar más tiempo entrenando al ajedrez.
El estado de Tamil Nadu, en el sur de la India, anunció un premio en efectivo de 590.000 dólares (562.000 euros) para Gukesh, además de los 1,4 millones de euros que ya ganó en Singapur.
Hasta en España han aparecido conexiones con el nuevo campeón, desde el club Gijón 64, que representó casi un año, hasta que en Málaga se concentraba su equipo de analistas.
Pero hay que volver al perdedor, el chino Ding Liren que ha sido un efímero campeón, aunque muy humano, y que desde su posición 23 en el actual ranking Fide con su actual trayectoria, es muy difícil pueda volver algún día a optar al título.
Su grave error ha recordado a uno de los socios del club de dos veces perdedores del Mundial de ajedrez, el ruso Mijail Chigorin (1850-1908), quien en las partidas 22 y 23 del considerado primer Campeonato Mundial del mundo celebrado en La Habana en 1892, cometió sendos errores, cuando el global de enfrentamiento estaba empatado 8-8, que le condenaron a la derrota final.
El club de dobles perdedores lo forman además del citado Chigorin, el colaboracionista nazi, Efim Bogoliubov (1889-1952), el suizo que abandonó la entonces Unión Soviética, Víctor Korchnoi (1931-2016), el búlgaro, residente en España, Veselin Topalov y el ruso Ian Nepomniachtchi.
Pero nada mejor que acabar también con literatura, la aún no traducida al español, la novela premiada ‘El amor de Carl Haffners por las tablas’ (Carl Haffners Liebe zum Unentschieden 1998) del escritor austríaco Thomas Glavinic.
Hay que recordar esa historia digna de la mejor literatura, el jugador austríaco Carl Schlechter (1874-1918) disputa el Campeonato Mundial de 1910, iniciado en Viena y acabado en Berlín ante el campeón Emanuel Lasker (1868-1941).
En la décima y última partida, ocurrió la tragedia: después de lograr una posición ganadora, con negras, en el movimiento 35, Schlechter cometió un error quedando en una situación claramente de tablas que le hubiera dado el título, pero en su ansia por seguir en el juego cometió otro error en el movimiento 64, que lo llevó a perder tras la última jugada, la 71. El Campeonato terminó empatado 5-5 (+1 −1 =8) y Lasker retuvo su título.
Sin duda, el jugador caballeroso, propagador de la escuela vienesa, que ofrecía tablas a rivales inferiores, fue el hombre que pudo reinar pero acabó a los 44 años muriendo de hambre, de inanición, complicada con una neumonía, en fechas navideñas, siendo enterrado en Budapest. Una vida digna de una obra literaria.