La PNC y la seguridad en Guatemala

Ileana Alamilla[1]

Ni los anuncios, los discursos, justificaciones, explicaciones y demás prácticas a las que el Gobierno puede recurrir como excusa, nos convencerán de que la seguridad ha mejorado. Lo que urge, pero de verdad, es que el Ejecutivo se centre en los ejes que fijó como sus prioridades y entre ellos, uno estratégico y que hizo que muchos les dieran el voto, fue el de la seguridad.

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Esta es una necesidad sentida de los y las habitantes de nuestro país, que la mencionan como la principal, a pesar de la deplorable situación económica en la que se encuentran las mayorías.

Día tras día vemos en los medios, en nuestro barrio, en nuestro camino, en las carreteras, en todos lados, a delincuentes robando, asaltando, extorsionando, asesinando, violando, cometiendo toda clase de fechorías sin que nuestro sistema sea capaz de controlarlos.

Un ejemplo dramático de esta situación son los casos de violaciones. A pesar de que fueron capturados los supuestos violadores de menores en Alta Verapaz, estos hechos continúan ocurriendo en el mismo departamento, en donde la población linchó a un joven que fue sorprendido haciéndole ese tremendo daño a un pequeñito de apenas tres años. Esto es muestra de la gran desconfianza que se tiene en la justicia. El Organismo Judicial reconoce la escasez de jueces y recursos. Hay dos juzgadores por cada cien mil habitantes, la cifra más baja de la región centroamericana.

No podemos exigir a los responsables de aplicar justicia que esta sea pronta y cumplida si tienen tal sobrecarga de trabajo. Lo mismo se ha informado en otras ocasiones sobre los fiscales. La consecuencia es que muchos inocentes están presos y los culpables impunes, sin recibir los castigos que la ley establece.

Y en el caso de la Policía Nacional Civil (PNC), que hoy se encuentra bajo reflectores por diversas razones, todas dramáticas, hay que reconocer que aquí dicha entidad nunca ha tenido el reconocimiento sobre la importancia de su papel en una realidad democrática. Esto se ve empeorado con las críticas acérrimas, algunas justificadas, otras no, que reciben de todos lados, de la gente, de los medios y hasta de sus propios jefes, quienes, por cierto, no han hecho lo suficiente para mejorar las condiciones en que trabajan.

El reciente hecho trágico ocurrido en Salcajá nos ha dejado una prueba de la gran vulnerabilidad en que los agentes se encuentran. Esa institución como está no tiene capacidad de enfrentar ni siquiera a la criminalidad común, no digamos al crimen organizado.

En medio del grave problema de no contar con una PNC que pueda cumplir con efectividad las funciones que la ley le asigna, ahora se ha anunciado un reciclaje que muchos consideran riesgoso y, otros, necesario.

Hay que decidir qué clase de Policía queremos. Si esos trabajadores de la seguridad son apreciados y respetados en otros países, por qué en Guatemala no podemos enaltecerlos, para que eleven su autoestima y alcancen la dignidad que su cargo requiere. Con bajos salarios, poca preparación, sin incentivos y despreciados, no lo lograremos.

Sin embargo, existen buenos policías que apoyan a la ciudadanía, a pesar de tanta limitación.

  1. Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, fallecida en enero de 2018.

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