El consejo de administración de la Nederlandse Spoorwegen (NS), la sociedad nacional de los ferrocarriles holandeses, que estuvo al servicio de los nazis tras la invasión alemana de 1940 y ganó millones transportando a miles de judíos hacia los campos de extinción, ha decidido el 27 de noviembre de 2018 indemnizar a los descendientes de aquellos deportados, según la información publicada en el diario francés Le Monde.
Este periódico explica que la decisión es producto de las conversaciones entre Roger van Boxtel, dirigente de la NS, y Salo Muller, exfisioterapeuta del equipo de futbol Ajax, quien perdió a sus padres durante la Segunda Guerra Mundial y lleva peleando desde 2017 para conseguir una indemnización de la compañía que trasladó a sus padres desde Amsterdam hasta el campo de Westerbork, en el norte del país. Desde allí, el matrimonio Muller fue enviado al campo de exterminio de Ausckwitz, en Polonia.
En el comunicado emitido por la sociedad, la NS anuncia la creación de una comisión que establezca «por razones morales, la forma en que puede pagar indemnizaciones individuales».
Como muchas otras empresas holandesas, la NS continuó con sus actividades al servicio de los ocupantes nazis tras la invasión alemana del país en mayo de 1940, «ganando el equivalente a millones de los actuales euros transportando familias enteras de judíos hasta Westerbork”, según el canal público de televisión NOS: «La NS obedeció las órdenes de los alemanes de poner trenes a su disposición. Los alemanes pagaban por el servicio y la NS garantizaba el funcionamiento puntual de los convoyes”, ha declarado a NOS Dirk Mulder, del Centro para la Memoria de Westerbork.
Alrededor de 107 000 judíos, de los 140 000 que vivían entonces en Holanda, llegaron en trenes de la NS a Westerbork, desde fueron enviados a los campos de la muerte de Auschwitz y Sobibor (Polonia) y Bergen-Belsen (Alemania).
La empresa se excusó oficialmente en 2005 por su participación en la Shoah pero hasta ahora no se había planteado pagar indemnizaciones “por el período más oscuro de la historia de nuestro país y nuestra compañía. Un pasado que no podemos ignorar”, como se lee también en el comunicado de la compañía.
La SNCF francesa
En 2014, fue la francesa Societé General de Chemins de Ver (SNCF)) la que acordó indemnizar con 100.000 euros a cada uno de los supervivientes extranjeros que durante la Segunda Guerra Mundial fueron trasladados a los campos de concentración nazis en vagones de la compañía.
El papel jugado por la SNCF en el genocidio judío se debatió durante años en Estados Unidos a pesar de que la compañía “nunca se ha considerado responsable de la deportación. Solo fue un instrumento… «. En abril de 2013, algunos representantes políticos neoyorquinos pidieron que las empresas que se hubieran beneficiado con la Shoah, y entre ellas la SNCF, establecieran reparaciones para las víctimas. En 2011, el presidente de la compañía, Guillaume Pepy, había reconocido la responsabilidad de la empresa como “un engranaje de la maquinaria nazi de exterminio”.
Requisada por el estado francés de Vichy a petición de las autoridades alemanas de ocupación, la SNCF transportó entre 1942 y 1944 a 76 000 judíos de Francia, en vagones de mercancías, a través del país y hacia los campos de exterminio.