¡Más puntos para Pedro en español correcto!

Los medios de comunicación, lo he dicho en infinidades de veces, ejercen un inmenso poder inductivo, lo que implica que todo lo que en ellos se divulgue, mal o bien, tiende a arraigarse en el vocabulario. Es por eso que no podrán usarse de una manera muy libérrima, pues el efecto resultaría  igualmente provechoso que dañino.

Recientemente les he hablado del caso de las palabras tritónicas, que para muchos lectores fue una novedad, de las palabras graves mal acentuadas, del verbo en gerundio, y del uso inadecuado de los dos puntos, este último por una amable petición del abogado venezolano Pedro Chapón, quien a parte de jurista, es un apasionado por el buen decir y maneja la redacción con  relativa facilidad. 

Como lo prometí, hoy mostraré otros usos de los dos puntos que quedaron pendientes de la semana pasada, en virtud de satisfacer la inquietud de este asiduo lector, quien de cuando en cuando plantea importantes casos sobre las impropiedades más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana, además de que en muchas ocasiones me ha facilitado la labor de selección de los temas por publicar, primero en el diario Última Hora, Venezuela, y más reciente en Periodistas.es, España. Unos ejemplos sencillos serán suficientes para adquirir cierto dominio del asunto, en aras de no confundirlos con el punto y coma, como suele ocurrir con frecuencia, sobre todo en periodistas que inician en el oficio de escribir para informar.     

Se usan los dos puntos acompañados de conectores de explicación, de resumen o de reelaboración, de ampliación y de contrargumentación. Los de explicación son “a saber”, “es decir”, “esto es” “o sea”: “Los ciudadanos cuentan con dos recursos valiosos, a saber: la Carta Magna y las leyes”. Los de resumen o reelaboración son “en conclusión”, “pues bien”, “en otras palabas”, “dicho de otro modo”: “El problema del agua lleva varios meses. En conclusión: no será resuelto este año”. De ampliación es la frase “más aún”: “No responde mis mensajes. Más aún: no atiende mi llamadas”. El de contrargumentación es quizás el caso más sencillo, pues se reconoce con la frase “ahora bien”: “Tu explicación ha sido muy oportuna. Ahora bien: debes esperar el resultado de la investigación”.

Los dos puntos se usan en los títulos, para separar un renglón principal de otro secundario: “Araure: una historia para la historia”; “Don Silvio Vargas: el arte de leer noticas en radio”; “El Impostor: vida y muerte del gran malhechor”.

En cartas y documentos es fundamental el buen uso de los dos puntos, y por eso es recomendable emplearlos después de fórmulas de saludo: estimado amigo, apreciado director, distinguidos compañeros de grupo, etc. Cabe acotar que la palabra que sigue en este caso, va con inicial mayúscula. En decretos, sentencias, certificados y otros escritos de índole jurídica, que de eso sabe bastante Pedro, se colocan dos puntos después de la frase que presenta el objetivo fundamental: “Doctor Ángelo Lombardi Lombardi, rector, hago saber:”. Esta frase, con algunas variantes que dependen de la institución y del país, es utilizada en el enunciado de los títulos que confieren las universidades.

Es mi deber aclarar que “Araure: una historia para la historia” es el título de una obra del historiador venezolano Wilfredo Bolívar, escrita con ocasión del tricentenario de la histórica ciudad venezolana, en la que se libró una célebre batalla que fue  fundamental en la gesta emancipadora de la patria del Genio de América. Aunque en la portada del libro no aparecen los dos puntos, el tono con que se expresa y la naturaleza de la frase, sugieren que debe llevarlos, y que seguramente Wilfredo los omitió ex profeso, con intención meramente gráfica, que de eso también es un gran conocedor. Los dos últimos títulos son  ficticios, utilizados para ilustrar mejor el asunto.                                                                        

David Figueroa Díaz
David Figueroa Díaz (Araure, Venezuela, 1964) se inició en el periodismo de opinión a los 17 años de edad, y más tarde se convirtió en un estudioso del lenguaje oral y escrito. Mantuvo una publicación semanal por más de veinte años en el diario Última Hora de Acarigua-Araure, estado Portuguesa, y a partir de 2018 en El Impulso de Barquisimeto, dedicada al análisis y corrección de los errores más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana. Es licenciado en Comunicación Social (Cum Laude) por la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica) de Maracaibo; docente universitario, director de Comunicación e Información de la Alcaldía del municipio Guanarito. Es corredactor del Manual de Estilo de los Periodistas de la Dirección de Medios Públicos del Gobierno de Portuguesa; facilitador de talleres de ortografía y redacción periodística para medios impresos y digitales; miembro del Colegio Nacional de Periodistas seccional Portuguesa (CNP) y de la Asociación de Locutores y Operadores de Radio (Aloer).

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