La mayoría de migrantes provienen de las áreas rurales. Luis Alberto Moreno, presidente del BID, formula la siguiente pregunta, en relación con la crisis humanitaria que se ha creado con los niños migrantes: «Para la gente del Triángulo del Norte, este drama refleja una incógnita más fundamental: ¿Cuándo serán países donde vale la pena vivir?».
Por su parte, el procurador de los Derechos Humanos, con buen criterio, hace pocos días llamaba la atención al Gobierno, en el sentido de que se necesitan políticas para enfrentar las causas de fondo que motivan la migración de guatemaltecos (as) a los Estados Unidos. Afirmaba que no basta con programas asistencialistas.
Es cierto que los niños (as) que viajan solos y sin acompañamiento de familiares a la unión americana buscan, fundamentalmente, la reunificación familiar. Pero en esa motivación subyace una realidad que no podemos invisibilizar y es la razón por la cual sus padres migraron, que está relacionada con la búsqueda de oportunidades que no encuentran en Guatemala. La mayoría de migrantes, como es lógico, provienen de las áreas rurales.
El martes pasado, el presidente de la República presidió un evento público en el Palacio Nacional de la Cultura, donde se firmó un convenio entre el Maga y el Mides, que persigue articular, en el terreno, los programas de Agricultura Familiar y Bono Seguro. El mandatario, en su discurso, hizo ver la necesidad de que otros Ministerios y Secretarías se unieran a este esfuerzo de coordinación, para que llegaran a los denominados «sujetos priorizados» por la Política Nacional de Desarrollo Rural Integral (PNDRI), programas diversos, como lo son los dos ya referidos, pero también los de caminos rurales, salud primaria, agua y saneamiento, emprendimiento rural, inversión privada que produzca empleos decentes, etc. Según lo publicado en el medio oficial Diario de Centro América, el pasado 30 de julio, Pérez Molina afirmó que «Hay que intensificar esfuerzos para implementar la Política Nacional de Desarrollo Rural Integral», agregando que esta política «atenderá las causas estructurales de la migración a los EEUU».
Para muchos de nosotros, que el Gobierno anuncie la firma de un convenio suele ser algo intrascendente, porque lo que se necesitan son acciones y no solo planteamientos y acuerdos como usualmente sucede. Pero en esta ocasión, las palabras del presidente resultan significativas. Ya es hora de que este Estado excluyente acepte su responsabilidad en la migración de sus ciudadanos.
Esta también es una respuesta a los sectores más conservadores de los EEUU y sus corifeos nacionales, quienes han criticado que nuestros presidentes solo llegan a pedir apoyo, pretendiendo ignorar la responsabilidad compartida que nos corresponde a ellos y a nosotros. Se les olvida, entre otras muchas cosas, que la inseguridad, que es otra de las causas de la migración, está relacionada con el crimen organizado y el narco que nos agobia a los centroamericanos, especialmente a Guatemala, lo cual es imposible de explicar sin tener presente que la insaciable demanda de estupefacientes emana de sus ciudadanos y que las armas de los narcos también provienen de allí.
Por eso, cuando el presidente del BID hace la pregunta referida, vale la pena reflexionar en las causas estructurales que motivan la migración. Priorizar el desarrollo rural es esencial, tal y como lo ha anunciado el mandatario. Ojalá ahora sea de verdad y no un simple discurso palaciego.
