Mujeres mexicanas inseguras en organismos defensores de DDHH

El pasado mes de marzo, dos mujeres se sintieron felices en México por haber conseguido, después de tres años, una condena importante para el que fue su jefe: nueve años y nueve meses de prisión, y una multa de quince días por los delitos de abuso y hostigamiento sexual.

acoso-sexual-laboral Mujeres mexicanas inseguras en organismos defensores de DDHHLa sentencia la emitió el Juzgado Primero en Procesos Penales Federales en el Distrito Federal. Cuatro meses después, el Quinto Tribunal Unitario en Materia Penal revocó la sentencia y ha ordenado que se reponga el procedimiento.

Podría ser un caso más en el que los jueces (hombres en su mayoría) evitan por todos los medios castigar al hombre, aunque sea victimizando a la mujer. En esta ocasión es más grave, pues las mujeres trabajaban en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), y su jefe era Jorge Arturo Zárate Vite, coordinador de Comunicación Social.

El sentenciado ha conseguido la revisión argumentando “violaciones a sus derechos fundamentales en el proceso”, una frase utilizada cada vez más por delincuentes que no tienen forma de librarse de la cárcel. Es decir, por los abogados de quienes jamás han respetado los derechos de nadie.

Emiliano Robles Gómez Mont, abogado defensor de las dos extrabajadoras asegura que durante el proceso se respetaron todos los derechos del acusado:  “Durante el proceso penal que hay en su contra, se respetaron todas sus garantías; incluso, el periodo de instrucción se alargó el tiempo suficiente para garantizar la admisión y oportuno desahogo de todas sus pruebas. Sin embargo, ninguna de ellas resulta idónea y apta para desvirtuar la imputación que obra en su contra. Del caudal probatorio que forma la causa penal, se desprende una clara acreditación de los hechos que le son atribuidos”, señaló. Es decir, la culpabilidad del “trabajador por los DD HH” está más que clara, pero no tiene intención de pagar por ello.

Respecto a los alegatos de tortura en una primera aprehensión, de los que habla Zárate Vite, Robles explica que “son situaciones ajenas al proceso, pues se insiste que la autoridad judicial ha respetado las garantías de las partes en todo momento”.

Ahora, la revisión del procedimiento y las pruebas estarán a cargo de una mujer, la jueza Eliza Macrina Álvarez Castro, quien ha sustituido a Torres Carrillo en el Juzgado Primero de Procesos Penales Federales. A ella le tocará revisar las pruebas en profundidad: grabaciones de voz, cartas de puño y letra, correos institucionales, y un largo etcétera. Hay esperanzas de que sea más justa que su (machista) colega anterior

El calvario

Tras denunciar a Zárate Vite en marzo de 2012, las mujeres fueron revictimizadas dentro del propio organismo encargado de velar por los derechos humanos en México, pues el entonces primer visitador, Luis García, restó importancia a sus versiones y pruebas, a pesar de que el mismo Zárate acepto frente a él su responsabilidad. Además, el entonces ombudsman, Raúl Plascencia Villanueva, se negó a recibir a las víctimas.

Entonces, las mujeres acudieron al Órgano Interno de Control de la CNDH para interponer una queja, y allí fueron maltratadas. Aseguran que, incluso, en reiteradas ocasiones les preguntaban cómo solían ir vestidas a la oficina, como si ese fuera argumento suficiente para justificar las acciones del denunciado. Finalmente, el Órgano Interno de Control emitió una resolución tibia e inhabilitó a Zárate Vite durante seis meses.

“Vamos a seguir adelante con esto porque tenemos pruebas que acreditan los delitos de los que hemos sido víctimas. Ha sido un proceso muy largo, muy duro, pero queremos sentar un precedente sobre todo en materia de hostigamiento sexual”, señalan las exfuncionarias de la CNDH.

“No puede ser que no se considere un delito grave cuando los daños que causa son tan diversos: daños psicológicos, morales, profesionales, económicos. Y no puede ser que sea una actitud reiterada y que no haya sanciones reales. Como tampoco puede ser que las mujeres sigamos teniendo miedo de denunciar. Hay que abrir camino”, concluyen.

Si esto ha sucedido en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, qué no pasará en otros lugares de trabajo…

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Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en general, de la mano de una publicación para profesionales, un buen día nuevos derroteros la llevaron al mundo de la política, pero sin dejar la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la solidaridad, a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después dejó España y se instaló en México. Allí comenzó a publicar en el periódico México Inteligente, donde tuvo su propia columna. Posteriormente, colaboró con el Periódico de Puebla y con revistas literarias, donde editó poesía. Un buen día contactó con Periodistas en Español, medio que le permitió relatar a los españoles lo que sucedía en el país azteca, así como describir las maravillas de su naturaleza. Tras siete años de estancia en México, a mediados de 2018 regresó a España. Actualmente sigue los avatares mexicanos y continúa contándolo en Periodistas en Español.

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