Nueva York es una ciudad muy vinculada al ajedrez. Basten unos datos: es la ciudad que acogió el primer campeonato del mundo en 1886, repitiendo como sede en varias ocasiones, la última en 2016. También en ella fallecieron los tres primeros campeones del mundo, Wilhem Steinitz (1836-1900), Emanuel Lasker (1868-1941) y José Raúl Capablanca (1888-1942).
En sus clubes, como el conocido Marshall Chess Club, jugó el que fuera único campeón estadounidense que murió islandés, Bobby Fischer (1943-2008) e incluso el director de cine Stanley Kubrick (1928-1999).
En Central Park y Washington Square Park, así como en Union Square, hay mesas con tableros donde diariamente muchas personas juegan al ajedrez, e incluso hay apuestas con profesionales. También se rodaron allí imágenes de la película ‘Buscando a Fischer desesperadamente’. Incluso en su día jugaron desde el citado Fischer o el propio campeón del mundo, Magnus Carlsen antes de disputar el campeonato de 2016.
Otro lugar donde jugó el noruego Carlsen en Nueva York fue la sede de la ONU donde ofreció unas simultáneas. Por cierto, Naciones Unidas reconoció allí oficialmente el Día Internacional del Ajedrez. También la ciudad conoció las hazañas de un pequeño refugiado nigeriano ganador local en el noble juego.
Pero habría que detenerse en este recorrido por la ciudad de los rascacielos por una tienda, Chess Forum (Tienda del Ajedrez), cuyo propietario, Imad Khachan, de 54 años, refugiado palestino nacido en Líbano, abrió sus puertas en 1995, en el 219 de la calle Thompson, como tienda de juegos y salas, para especializarse en el más que milenario juego del ajedrez.
Khachan sostiene que este lugar «es una parte del rompecabezas que es la imagen de Nueva York».
El local cuenta con varias mesas donde extraños entre sí, abarrotaban sus mesas para convertirse en oponentes que juegan al ajedrez, debatiendo jugadas y también sobre la vida de cada cual. El coste es de un dólar por una hora de juego siendo gratis para niños y ancianos.
Pero la pandemia de la COVID-19, que arrasó Nueva York, también ha tenido sus consecuencias. Después de un cierre temporal, en la reapertura abrió, restringiendo el espacio para el juego a solo dos mesas instaladas en la acera de Greenwich Village cuando hay buen tiempo.
El impacto del coronavirus ha sido devastador en términos de negocio «hemos bajado un 80 por ciento, esto es una catástrofe».
Pero su propietario no se da por vencido, «un verdadero capitán se queda en cubierta, o salva el barco o se hunde con él», por lo que quiere aportar «en este momento de necesidad, a la ciudad que nos dio una oportunidad y un hogar».
Mantiene las puertas abiertas y ahora depende de las compras y también de las donaciones que le llegan desde su página web. Para Khachan, la comunidad del ajedrez es su familia por lo que pensar en ellos le mantiene fuerte. «No defraudaré», sentencia.
Un pasado documental sobre la tienda, titulado ‘The King of the night’ (‘El rey de la noche’), de apenas siete minutos, ha recibido más de 185 000 visualizaciones.