Operación dulce de Ian McEwan

Espías, amor y literatura en dosis justas

portada-operacion-dulce_Ian-McEwan Operación dulce de Ian McEwan

«Me llamo Serena Frome y hace casi cuarenta años me encomendaron una mission secreta del Servicio de Seguridad británico. No salí indemne”.

Yo soy de las personas que disfrutan con las novelas de Ian McEwan, tienen ese punto justo de maldad que hace tan atractivos a muchos buenos escritores británicos. Esta última, Operación Dulce es una historia de espionaje (poco), amor (suficiente, hasta tres historias con hombres nada banales) y algo de literatura.

Estamos en la línea divisoria de los años 1960-1970. La guerra fría está más que caliente y ha llegado la revolución sexual con su invasión de minifaldas y sombreros de ala primero y sus maravillosos ropajes indios inmediatamente después. Serena, hija de un obispo anglicano, estudia matemáticas en Cambridge, donde aparecen los primeros fermentos de contestación, y al mismo tiempo se ocupa de literatura en una revista estudiantil; allí descubre a los autores que sufren la censura del régimen soviético. Entre unas cosas y otras inicia una relación con un profesor de historia que tiene 50 años, está casado y lleva desde la guerra colaborando con la inteligencia y el contraespionaje británico. Sin explicitarlo, y antes de desaparecer de la vida de la chica, aquejado de una enfermedad fatal, introduce indirectamente a Serena en uno de los departamentos, el M15 (tan importante pero menos famoso que el M16 al que han popularizado tantas películas), donde le encargan que, a través de una Fundación que no es más que una fachada, reclute periodistas, escritores, que no estén en la onda de las ideologías dominantes, socialistas y filocomunistas, dominantes éntrela intelectualidad británica de la época: no se trata de comprarles, sino de hacerles la vida más fácil a base de subvenciones, becas, etc. Serena encuentra al escritor idóneo y acaba enamorándose de él sin encontrar el momento para confesarle el engaño. Mientras tanto, el relato avanza en medio de la bruma y la lluvia londinenses y los momentos soleados en las playas de Brighton, sobre un entramado de mentiras de las que quitan el sueño. Solo al final, abierto y de verdad sorprendente, estarán todas las cartas sobre la mesa… Solo al final tendremos cambiaremos completamente de óptica sobre la historia que acabamos de leer.

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Ian-McEwan

Quienes conocen bien la biografía de McEwan no han dudado en hacer un juego literario consigo mismo porque el protagonista de esta novela, el escritor Tom Haley, es un sosias que, como él, tiene un doctorado por la Universidad de Sussex, como él ha escrito unos primeros libros de argumento inquietante y como él ha entablado amistad con Martin Amis, Ian Hamilton y otros escritores de la “generación joven” (que ya no es tan joven porque también para ellos pasan los años).

Operación dulce es un divertimento –en una prosa irónica, asombrosamente inteligente- sobre unos hechos ocurridos realmente en aquellos años, cuando “la CIA gastó cientos de millones de dólares en el intento de atraer y seducir a los intelectuales europeos de izquierda, para convencerles de que Estados Unidos, el mundo libre, era mucho más activo, más atractivo artísticamente que la Unión Soviética. Visto con perspectiva de hoy resulta curioso porque conocemos la colosal opresión que existía en la URSS. Lo que me atrajo de este tema es que la CIA gastara tanto dinero en demostrar las bondades de una sociedad libre y abierta, pero que lo hiciera en secreto. Este episodio no muy conocido me llevó a escribir esta novela, la historia de esta espía, Serena Frome, que espía a un novelista, que se venga de ella espiándola a su vez”, dice el autor.

Ian McEwan, nacido en 1948, es autor de dos libros de cuentos (Primer amor, últimos ritos y Entre las sábanas), un libro para adolescentes (El inventor de sueños), un libreto de opera (For You), el ensayo Blues del fin del mundo y las novelas El jardín de cemento, El placer del viajero, El inocente, Niños en el tiempo, Los perros negros, Amor perdurable, Amsterdam, Expiación, Sábado, Chesil Beach y Solar, entre otros.

  • Anagrama, panorama de narrativas
  • Traducción de Jaime Zulaika
  • ISBN: 9788433978745
  • 400 páginas, 19,90€
Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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