El estudiante preso político egipcio Patrick Zaki, de veintiocho años, regaló un ajedrez elaborado con jabón a su familia durante la última visita que le hicieron a la cárcel de Tora, en el barrio cairota de Maadi.
En la cuenta ‘Free Patrick’ de una red social, se publica una foto de las piezas y se indica que el ajedrez «puede parecerse mucho a la compleja situación en la que se encuentra desde la última visita de su familia». Zaki les dio estos trebejos, cuidadosamente tallados de color naranja y negro, indicando que los pusieran en su habitación.
Según señala su hermana Marise, «nos dijo que juega mucho al ajedrez». En su etapa en la cárcel se le ha acentuado el asma que padece además de estar «más delgado» y con un «estado de ánimo muy sombrío», explica su familia.
En su último escrito desde la cárcel señala que luchará para volver a estudiar en Bolonia, añadiendo que esto «es mucho peor de lo que esperaba». Actualmente lee libros del premio Nobel de Literatura egipcio Nagib Mahfuz.
Hay que recordar el caso de Patrick Zaki. Era estudiante de un máster, en concreto el ‘Erasmus Mundus’ en estudio de mujeres y de género ‘Gemma’, en la Universidad de Bolonia, Italia donde había obtenido una de las veinticinco becas que se ofertaban.
Se encuentra detenido desde el 7 de febrero de 2020 cuando fue detenido en el aeropuerto de El Cairo cuando iba a visitar a su familia que reside en la localidad de Mansoura. Entonces sus abogados denunciaron que había recibido golpes en el estómago además de haberle practicado torturas con electrocución.
Se le acusa de «propagar noticias falsas y propaganda subversiva encaminada a derrocar al régimen egipcio» por unas publicaciones en una red social, lo que podría llevar una condena a cadena perpetua. Su detención se renueva cada 45 días y no se ha formalizado todavía la acusación ni mucho menos se ha fijado fecha de juicio.
Lo cierto es que Zaki es miembro de la EIPR (Iniciativa Egipcia por los Derechos Humanos) y se había interesado por el caso de otro miembro de esta ONG, el estudiante italiano Giulio Regeni, de veintiocho años, quien en el marco de un doctorado en Cambridge fue secuestrado en enero de 2016 en El Cairo, y apareció asesinado diez días después, cerca de un centro de los servicios de inteligencia egipcios. Su cuerpo presentaba signos de tortura lo que motivó graves tensiones diplomáticas entre Italia y Egipto.
Su caso ha sido muy mediático en Italia y ha llegado tanto a su Parlamento donde se insta (358 votos a favor y 30 abstenciones) al Gobierno a concederle la ciudadanía italiana, secundando la iniciativa previa del Senado (208 a favor y 33 abstenciones).
La senadora superviviente del Holocausto, Liliana Segre, de noventa años, afirmó que sabe «lo que significa ser prisionero» por lo que «la detención de Zaki sin juicio es una violación clamorosa de los derechos humanos». El Gobierno italiano ya había transmitido al embajador egipcio el interés por su caso.
También el Parlamento europeo, donde ha destacado la defensa de su caso por el propio presidente, Davis Sassoli, así como por el eurodiputado italiano Pierfrancisco Majorino del Partido Demócrata (PD). Recientemente se le nombró ciudadano honorario de la pequeña localidad cerdeña de San Sperate.
Otro gesto mediático ha sido el de la actriz Scarlett Johansson quien pidió su liberación por estar «detenido injustamente por defender los derechos humanos».
Amnistía Internacional, por su parte, ha hecho varias campañas sobre su caso.
También en España han mostrado su solidaridad con su caso desde distintas universidades, en especial la de Granada, ya que era uno de los siete centros universitarios europeos, entre otros con Milán y Berlín, que impartían el máster que cursaba Zaki.