Luis de Luis[1]
Con la profundidad forense, con rigor notarial, con precisión quirúrgica Pilar G. Almansa vuelve a dar la cara y ofrece un texto en el que mete el brazo hasta el codo en la llaga. Con El buen hijo , su madrugadora propuesta para la temporada 19/20 , vuelve a deslumbrar, inquietar y narrar con la historia de un combate (si, esa es la palabra) de ajedrez que se desarrolla en varios tableros( psicológico, emocional, social) simultáneos y sucesivos.
Una vez más G. Almansa cincela y depura su prosa (en particular, su oído para los diálogos es excepcional) y brinda, con valentía, una confrontación alrededor de los estrechos (e inacabables) confines de una celda entre un violador y su psicóloga.
Solo hay verdad en este texto, es decir, solo hay aristas y complejidad, solo hay matices y hondura, solo hay sinceridad y desgarro. Es un texto poderoso que obliga a escucharlo, que provoca para prestarle atención, que incita a no volver la vista.
Y es que Cecilia Geijo ha conseguido, que desde el sobrio escenario en el que, como en una encrucijada, se entrecruzan líneas de luz en todas direcciones, se emitan poderosas y firmes la palabras , el dolor, la impotencia, el duelo de imposible resultado feliz entre un reo y su redentora
Esta enorme pieza dramática sería imposible, repito, imposible sin las impactantes interpretaciones de Josu Eguskiza como una bestia herida pero no desvalida, agachada, que no doblegada y de Rosa Merás que busca firmeza en su desamparo y bravura en su determinación.
“El buen hijo” hurga y rebusca las hondas raíces del mal, conmueve y desarma, apela e interpela, remueve en la butaca y en la conciencia, … al fin y al cabo, es de eso, y no de otra cosa, de lo que trata el buen teatro ; el teatro bueno.
- Luis de Luis es crítico teatral
Ficha artística
Dramaturgia: Pilar G. Almansa
Dirección: Cecilia Geijo
Reparto: Rosa Merás y Josu Eguskiza
Asesora: Zulema Altamirano
Espacio escénico: Diego Ramos
Producción: Silvia Pereira