El Programa de Estabilidad hasta 2020 del Reino de España presenta un escenario macroeconómico prudente basado en hipótesis conservadoras que respaldan una senda de crecimiento sostenible y equilibrado.
Como consecuencia, la economía española está recuperando niveles de renta previos a la crisis y el principal motor de crecimiento seguirá siendo la demanda nacional., señalan los indicadores e informes macroeconómicos del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad
Uno de los pilares fundamentales sobre los que se asienta el crecimiento de la economía española es la reforma laboral de 2012, que ha reducido el umbral de creación neta de empleo hasta situarlo por debajo del 1 %, en un contexto de moderación salarial y de ganancias de competitividad.
Desde finales de 2013 hasta finales de 2016 se han creado casi un millón y medio de puestos de trabajo y el número de desempleados se ha reducido en una cuantía similar, y durante los próximos cuatro años, el crecimiento económico seguirá siendo equilibrado e intensivo en creación de empleo, previéndose la creación de medio millón de empleos netos anuales y superando los veinte millones de ocupados a finales de 2019.
El contexto de moderación salarial y de ganancias de competitividad antes citado tiene no obstante consecuencias directas sobre las condiciones de vida que se ponen de manifiesto en los estudios que hace periódicamente el Instituto Nacional de Estadística de España, que indican desde 2015 un incremento paulatino del ingreso medio por persona, con una renta media por hogar de 26.092,00 euros a finales de ese año.
No obstante esta percepción positiva, en 2015 publicábamos en Periodistas un artículo que resultó polémico, titulado “Pobres solventes”, sobre la ruptura de la clase media al encontrarse miles de personas en situaciones sobrevenidas de regulaciones de empleo, con una merma sustancial de ingresos, pero que mantenían niveles por prestaciones de desempleo, prejubilaciones u otras, que podían incluso superar las de trabajadores en activo, y que dieron lugar a acuñar conceptos como los de “pobreza energética” o similares.
Y en 2018, aun cuando las condiciones económicas del país están mejorando, las posibilidades de acceder a financiación personal no se han recuperado, las entidades bancarias tradicionales siguen muy tocadas por la morosidad de la burbuja inmobiliaria o por haber comprado los activos de otras entidades en riesgo de quiebra, por lo que practican una política de préstamos o créditos muy restrictiva.
En este escenario, Internet se ha revelado como una vía para conectar a personas necesitadas de préstamos personales con nuevas entidades que pueden analizar necesidades concretas y la capacidad económica del solicitante hacer frente a los compromisos que adquiera en fechas pactadas.
En definitiva, a las posibilidades de anticipos de nómina o pensión que han dejado de otorgar bancos y cajas desde el inicio de la crisis, a la excesiva penalización de los descubiertos en cuenta corriente por pagos imprevistos, o la necesidad de reservar el saldo de las tarjetas de crédito para las compras cotidianas, así como los altos intereses para el pago fraccionado que pide ahora la banca tradicional, responden ahora los nuevos préstamos personales que se gestionan con la facilidad añadida de poder gestionar todo el proceso desde casa.
Algunos situaciones familiares que encajan con esta fórmula son por ejemplo roturas o pérdida de gafas, reformas o accidentes en el hogar no cubiertos por el seguro que precisan de reparaciones o sustituciones, financiar estudios, gastos de lanzamiento de un nuevo negocio y otros similares.
Las personas interesadas en esta fórmulas de financiación deben saber que una entidad responsable va a estudiar las circunstancias y necesidades de cada solicitante para hacer ofertas personalizadas, en las que debe haber transparencia en los costes y condiciones realistas de devolución, ajustadas a cada situación personal.