La serie de televisión Vikingos coproducida entre Canadá e Irlanda para el canal de televisión ‘The History Channel’ en su actual quinta temporada y en su último episodio, el número 7, titulado ‘Luna llena’ hace un guiño ajedrecístico que sirve para recordar la relación del más que milenario juego con los vikingos y los relatos y sagas escandinavas.
Hay que mencionar que la serie destaca por su fidelidad histórica. En el capítulo, el obispo guerrero de Sherbone, Heahmund (murió en 871) (interpretado por el actor Jonathan Ryhs Meyer) juega al ajedrez con Ivar Ragnasson ‘El deshuesado’ (falleció en 873), (Alex Hogh Andersen), hijo de Ragnar Lodbrok (785-865). Los dos maniobran alrededor del tablero y fuera del mismo. Históricamente Heahmund murió en el año 871, en la batalla de Marton, entre fuerzas sajonas y el ejército de Ivar. El obispo es venerado como santo por la iglesia católica y la ortodoxa.
La acción transcurre en el siglo IX por lo que hay que preguntarse según los datos que se disponen si en esa etapa jugar al ajedrez era algo común entre los vikingos.
La escritora estadounidense Nancy Marie Brown aclara que no se han encontrado pruebas arqueológicas de que los vikingos jugaran al ajedrez, pero en algunas de sus sagas aparecen disputando partidas. Cuando invadían territorios en muchos de ellos se jugaba al ajedrez, así que seguramente lo podían haber aprendido y llevarlo de vuelta a sus tierras.
De hecho, según diferentes estudios el ajedrez llegó antes del final de la era vikinga, así en el capítulo 22 de la saga islandesa de Viglundar se cita que juegan una partida Viglundur y Om terminando en mate. Esta saga, denominada de los poetas, cuenta la historia de amor entre Viglundur y Ketilrior y recrea eventos del siglo X y comienzos del XI.
Posteriormente se puede citar lo ocurrido con el rey Canuto II de Dinamarca conocido como Canuto el Grande (990-1035) que mandó matar a uno de sus cuñados, el conde Ulf Thorgilsson (993-1026) tras discutir ambos tras una partida de ajedrez. No obstante, también había razones políticas tras esta decisión ya que el rey no se fiaba de la lealtad del noble.
El rey Canuto II intentó matarlo dos veces, primero envió a uno de sus pajes pero Ulf se guareció en la iglesia de San Lucio; al día siguiente, en la Navidad de 1026, envió a Ívar el Blanco (999-1027), uno de sus huscarles –tropas especiales que protegían al rey- de origen noruego, y cumplió su cometido.
La muerte tuvo lugar en una iglesia, la Trinidad, antecesora de la actual catedral de Roskilde, en Dinamarca, hoy patrimonio de la humanidad.
Ajedrez de Lewis
El llamado ajedrez de Lewis apareció en 1831, se encontró tras una fuerte tormenta cerca de la playa de Uig, en Escocia, enterrado supuestamente por un comerciante o según otra teoría, procedía de una sala de un antiguo convento de monjas situado a unos diez kilómetros de la playa. El hallazgo fue exhibido inicialmente en Edimburgo, en la Sociedad de Anticuarios de Escocia.
Se trata de un total de 78 piezas de una altura entre 4 y 10 centímetros, realizadas con marfil de morsa procedente según algunas fuentes de Groenlandia, y cuatro de ellas, talladas por dientes de ballena. También había 14 tableros y una hebilla de bolsa.
Un tablero suficientemente grande para contener los 32 trebejos dispuestos para una partida, adaptada a las normas modernas, hubiera medido 82 centímetros de diámetro. Los registros indican que cuando se encontraron algunas de ellas estaban teñidas de color rojo. En consecuencia, el tablero de ajedrez podía haber sido rojo y blanco e incluso rojo y crema, a diferencia del moderno blanco y negro.
Se trata de figuras expresivas con reyes sedentes y rostros expresivos, el rey con ojos saltones, la reina con la mano en la mandíbula, caballeros sobre pequeños caballos blanden lanza y escudo, los guerreros, algunos muerden sus escudos por lo que se les identifica como berserkers, los feroces guerreros vikingos, que se citan en las sagas nórdicas, y obispos que lucen unas mitras altas, cuyas características aparecieron en la Iglesia a partir del año 1150, dato por el cual los estudiosos los datan en el siglo XII, entre 1150 y 1200, al final de la era vikinga cuando Noruega controlaba las islas Hébridas, actual Escocia.
La influencia nórdica en las islas británicas fue muy intensa hasta 1266, por lo que hay una cultura común que representan esas figuras, los que las realizaron mezclaron así guerreros paganos con símbolos cristianos sin ningún problema
Una de las que ha estudiado las piezas es la citada escritora Nancy Marie Brown, quién escribió un libro en 2015 sobre el origen de los trebejos. Hay dos teorías, una que señala que se crearon en Trondheim, Noruega, en el siglo XII ya que existía una escuela de artesanos muy calificados a los que los adinerados les encargaban estos trabajos, muy costosos.
El director instituto de estudios medievales de la universidad de Sant Andrews, Alex Woolf, sostiene que se hicieron en Trondheim o alrededores, una de las piezas tiene un estilo similar a una encontrada en la catedral de Nidaros y la armadura aparecida en otra era similar a la utilizada entonces en Noruega.
Pero otra teoría sigue las sagas islandesas que citan el uso de los naturales de la isla en el comercio de marfil de morsa. Brown se inclina por esta segunda teoría y añade que las piezas pudieron ser encargadas por el obispo de Skalholt, Páll Jónsson (1155-1211) y pudieron ser creadas por la artista islandesa Margret el Adroit quien, según las sagas islandesas, talló con marfil de morsa “como antes nunca se había visto”.
La época dorada de la creatividad artística islandesa abarca entre 1195 y 1211. Estos datos fueron abordados en un simposio sobre el tema celebrado en 2011 en Skalholt.
También Frederic Madden (1801-1873), quien impulsó la compra de las piezas, publicó los hallazgos en 1832 y consideró que su origen era Islandia. Como anécdota fue quien le enseñó los trebejos al escritor Walter Scott (1771-1832) poco antes de su muerte.
Exposición y museos
Un total de 67 figuras residen en el Museo Británico mientras 11 están en el Museo Nacional de Escocia en Edimburgo, hubo un acuerdo de préstamo del Museo Británico con el Museo de Stornoway que recibió seis, rey, reina, obispo o alfil, guerrero o torre, caballero o caballo, y peón, y que abrió sus puertas en julio de 2016 por donde ya han pasado unos 60 000 visitantes. Para darse cuenta de la cifra, los habitantes de Stornoway apenas llegan a 10 000.
Stornoway es la capital de las Hébridas Exteriores donde se encontraron los famosos trebejos. El museo se ubica dentro del remodelado castillo de Lews, construido en 1847 y que estuvo cerrado durante 25 años. La remodelación tuvo un coste de casi 20 millones de libras (22,5 millones de euros). Como curiosidad, tiene el idioma gaélico como su primera referencia por delante del inglés. Una parte del castillo es usado como hotel de lujo.
La responsable del área medieval del Museo Nacional escocés, Lyndsay McGill, dijo que las piezas “son el hallazgo arqueológico más conocido en Escocia y continúan aun cautivando, tanto a los visitantes como a los historiadores del arte, debido al misterio y debate que hay sobre ellos, desde donde fueron encontrados hasta quién los hizo y por qué llegaron a Lewis”.
Las disputas políticas también han alcanzado a estas milenarias piezas ya que el nacionalismo escocés reivindica que deben regresar las que se exponen en el Museo Británico lo que motivó una exposición itinerante por Escocia iniciada en 2009 y que se prolongó 16 meses.
El Museo Británico ha prestado distintas figuras casi 30 veces para exposiciones itinerantes durante los últimos diez años. Hay que recordar que una de las piezas, un rey, fue expuesta en la muestra ‘Los pilares de Europa. La Edad Media en el British Museum’ que se pudo contemplar en 2016 y 2017 en CaixaForum en Madrid, Barcelona y Zaragoza.