Expertos en salud han establecido una comisión internacional en la revista Lancet, sobre salud y derechos sexuales y reproductivos dirigida por el Instituto Guttmacher (Nueva York, EEUU), en la que promueven difundir los elementos clave de una agenda de salud global para todos los países.
En el informe presentado en Johannesburgo, Sudáfrica, se justifican las medidas que realmente salvarían vidas, promoverían la igualdad y aumentarían los ingresos familiares. La comisión compuesta por 16 expertos de varios países, entre los que se encuentran África, Asia, Europa, Oriente Medio, América del Norte y América Latina, ha redactado un paquete esencial de intervenciones para realizar esta nueva agenda de salud global.
Las brechas en la salud y los derechos sexuales y reproductivos en todo el mundo afectan enormemente a las comunidades y las economías. No debemos seguir tolerando este problema. Es importante eliminar las inequidades con un enfoque integral que no pase por alto componentes críticos como el acceso al aborto legal y seguro, la prevención del cáncer reproductivo o el tratamiento de la infertilidad, señala Alex Ezeh, copresidente de la Comisión.
Los comisionados han hecho un llamamiento a los gobiernos para que puedan abordar las barreras implícitas tanto en las leyes como en las políticas, la economía y los valores sociales que perpetúan la desigualdad de género y evitan que las personas puedan alcanzar sus derechos en salud sexual y reproductiva.
Actualmente solamente se habían procurado iniciativas en torno a la contracepción, la salud materna y del neonato y el SIDA. En este sentido, la comisión propone la adopción de una nueva definición que sea integral de la salud y de los derechos sexuales y reproductivos, con un paquete esencial de los servicios de salud.
Aún hoy, comentan los editores Horton y Zuccala, los cuerpos de las mujeres continúan siendo campos de batalla en los que se libran discusiones ideológicas con resultados devastadores. Hay que destacar también que cada año cerca de 25 millones de abortos tienen lugar y entre 49 y 180 millones de parejas se ven afectadas por la infertilidad. Otros datos a destacar son las infecciones por VIH, dado que aproximadamente 270.000 mujeres mueren por cáncer de cuello de útero.
Es impactante ver cómo una de cada tres mujeres en todo el mundo experimentará violencia de género en algún momento de su vida y la mayor parte de las veces, por parte de su pareja o cónyuge. Otro dato a destacar es que más de 200 millones de mujeres al año quieren evitar quedarse embarazadas pero no usan anticoncepción moderna y más de 45 millones reciben atención prenatal inadecuada frente a las más de 30 millones que dan a luz fuera de una instalación higiénica.
Estas realidades que no son cifras han sido aceptadas durante demasiado tiempo y no es justificable ya que se tienen los medios y el conocimiento suficiente para alcanzar la salud y los derechos sexuales y reproductivos universales. Es posible un progreso significativo que sea asequible y vital, añade Starrs, otro miembro de la comisión.
Asimismo, la comisión propone un nuevo paquete básico de intervenciones que aborden las áreas desatendidas tales como los servicios de infertilidad, prevención, detección y asesoramiento sobre la violencia de género, el tratamiento y prevención del cáncer cérvicouterino, la atención segura del aborto, y el tratamiento de las enfermedades de transmisión sexual a través de la educación y prevención de las personas.
Los datos siguen siendo alarmantes si vemos que cerca de 4.300 millones de personas en edad reproductiva tienen servicios de salud sexual y reproductiva inadecuados. Con una inversión de 54.000 millones de dólares, es decir, 9 dólares por persona/año, se podría salir de este modus vivendi dice el informe. El acceso a los servicios básicos salvaría vidas, mejoraría la salud y promovería la igualdad de las personas aumentando la productividad y el ingreso familiar. Estos beneficios también serían multigeneracionales dado que la salud de todos los miembros de la familia y su bienestar mejorarían notablemente.
Durante demasiado tiempo, los temas relacionados con la sexualidad humana han sido omitidos de la política pública, excluidos de los planes de estudios y evitados en el discurso público.
La salud y los derechos sexuales y reproductivos abarcan más que la prevención de enfermedades, incluye el derecho a tomar decisiones sobre el propio cuerpo y una vida sexual satisfactoria, segura y placentera”, escriben los autores de la Comisión.
Finalmente la comisión abre la puerta a los distintos grupos sociales que se han visto excluidos por diversas razones; discapacidad, personas refugiadas, con diversas orientaciones sexuales, marginadas, etc. Ellas, como el resto de los seres humanos tienen las mismas necesidades de salud sexual y reproductiva y por tanto, los mismos derechos, apuntan.