Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia y del instituto de Ingeniería de Alimentos para el Desarrollo y Centro Avanzado de Microbiología de los Alimentos, han evaluado la repercusión de ciertos antioxidantes procedentes del tomate, tanto los fenólicos como el licopeno y sobre la viabilidad del microorganismo probiótico Lactobacillus reuteri a lo largo del proceso digestivo.
Este estudio publicado en el Journal of Functional Foods, justifica la investigación que ha comprobado las bondades del tomate frito casero. La presencia de compuestos antioxidantes que protegen a la cepa probiótica frente a la pérdida de propiedades que se produce en la digestión, sugiere que es mayor cuando los tomates están fritos, no crudos y por tanto, a la hora de elegir, es mejor tomar el tomate así, siempre que esté frito en aceite de oliva virgen extra.
En el trabajo de investigación se evidencia la necesidad de tener en cuenta no solo los cambios experimentados por los compuestos bioactivos durante el procesado de los alimentos sino en la digestión en donde se han comprobado que existe una función añadida.
La viabilidad durante el tracto gastrointestinal así como la gastrorresistencia del Lactobaccillus reuteri se ve influenciada por un aporte paralelo de los compuestos antioxidantes que proceden del tomate, indica uno de los investigadores, el científico Jorge García Hernández.
De esta forma, se apunta la viabilidad de los probióticos y se maximiza la bioaccesibilidad de los compuestos bioactivos para trabajar con los alimentos de forma que produzcan bienestar y beneficios hasta ahora desconocidos para el sistema digestivo. En este estudio se ofrecen recomendaciones a la hora de diseñar dietas o de realizar otras recomendaciones dietéticas con alimentos que contengan tomate como ingrediente principal, todo por los beneficios que aporta el efecto del probiótico, muy importantes para las personas que padezcan problemas digestivos.