Luis de Luis[1]
Los Beatles renacen con “Showbeat”. Beatlove convierte Madrid en Liverpool.
Somos una variada turba la que nos apelotonamos ante las puertas del venerable Teatro Fígaro , melómanos y, sobre todo, beatlemaniacos irredentos, integrales e integrantes, esa clase de gente que Quino (el creador de Mafalda) define como a quienes Los Beatles han arruinado la vida y, tan contentos, oyes.
Y es que la beatlemania es una adicción vital que no se cansa, agota o apaga; ahora bien, eso sí, se puede calmar o aplacar de distintas maneras como, por ejemplo, los conciertos – tributo que, tanto han proliferado en las últimas décadas que han pasado a ser un pilar ( y no los menos lucrativos, ni mucho menos) de la industria del entretenimiento.
Así, el espectáculo “Showbeat” engloba (a nivel mundial) una treintena de grupos que reproducen la música y estética del cuarteto de Liverpool y están en perenne gira saltando de Beatlefest en Beatlefest y tocando como los Fab Four porque les toca.
En esta ocasión viene a pasar el verano en España el reputado grupo ruso Beatlove que entrega un espectáculo en tres partes: una primera que corresponde a los años iniciales del grupo (1962 – 1965) en el que tocan, con la frescura y alboroto que la ocasión requiere, la música efervescente de los primeros LPS entre la que destacan, por inhabituales ( y queridas por los fans), las siguientes canciones :, una conmovedora “ There´s a place”, un lirico “I´ll follow the sun” y la encantador “Do you want to know a secret?”.
Tras cerrar con un inevitable “Twist and shout”, desaparecer y volver a aparecer convertidos en la Banda del Sargento Pimienta y saltarse los seminales “Rubber soul” y “ «Revolver” ,Sergey Rodygin (John Lennon); Gleb Sorokin (Paul McCartney), Anton Basov (George Harrison) y Alexander Varley (Ringo Starr) entregan eficaces versiones – “Lucy in the sky…” , una solvente “Getting better”, entre otras – del complicado repertorio psicodélico de los Beatles que redondean con un (inevitablemente) gregario “Yellow submarine” para dar paso a la tercera parte, al repertorio de los años finales ( 1968/ 1969) que abordan con contundencia y aseveración como en sus versiones de “Get back” y “Don´t let me down” .
Todo en el espectáculo rezuma cariño y, sobre todo, revela profesionalidad y eficiencia en detalles reveladores que buscan la autenticidad como el piano psicodélico de Magical Mystery Tour , los instrumentos, (el bajo Hofner, las guitarras Grestch y Rickenbaker) ; los gestos ( las patadas de John; la mirada de (ficticia ingenuidad de Paul; el gesto taciturno de George, los cabeceos de incredulidad de Ringo), las vestimentas y videos de la época todo está al servicio del público para hacerle (hacernos) fácil que se autoengañe (nos autoengañemos) y creamos en nuestra mayor ilusión durante dos dos horas que como no puede ( ni debe) ser de otra forma – a mayor abundamiento el grupo es ruso – se cierran con el exultante “Back in the USSR” que adquiere, para la ocasión, un tono de melancolía (que, por cierto, no le va nada mal) antes de largarnos a casa tras haber cantado a voz en grito el mantra inolvidable de “Hey Jude”.
Y nos volvemos, claro; embocamos el Metro relamiéndonos, canturreando por lo bajini el “Na, Na, Nananana Naná” , con la sonrisa de oreja a oreja y felices como perdices.
Al final y al cabo, hemos pasado una noche con los Beatles. ¿Hay quien dé más?
- Luis de Luis es crítico teatral
Ficha artística
John Lennon – Sergey Rodygin
Paul McCartney – Gleb Sorokin,
George Harrison – Anton Basov
Ringo Starr – Alexander Varley
Fernando Martín – Jefe técnico
Sergey Rodygin – Director musical
Jorge Prada – Director y escenografía