La llamada «explotación minera urbana» de Japón se ha convertido en una importante rama industrial desde que los responsables del país decidieron fabricar las medallas para las próximas olimpiadas -inicialmente previstas para este verano de 2020 pero retrasadas, a causa de la pandemia de Covid-19 a la quincena 23 de julio/8 de agosto de 2021- a partir de productos electrónicos reciclados, escribe Sotaro Yumae en el digital Nikkei Asian Review.
Resulta que los smarphones, las tabletas y los ordenadores abandonados contienen metales preciosos que pueden ser reutilizados. Según la publicación mencionada, la electrónica abandonada en Japón –país pionero en la materia y en el que sus habitantes renuevan continuamente sus dispositivos- «contiene más oro que los yacimientos sudafricanos».
La explotación minera tradicional es mínima en Japón, porque el país posee muy pocos recursos minerales esenciales en tierra. Los existentes han sido extraídos hasta agotarlos y ahora resulta más barato importarlos. Si existen, en cambio, importantes recursos minerales en los profundos fondos marinos del archipiélago, pero su explotación no es posible porque se topa con numerosos obstáculos tecnológicos.
Según la Japan Mining Industry Association (asociación de industriales mineros), el tratamiento de los productos electrónicos tirados a la basura ha casi triplicado su volumen entre 2008 y 2018, año en que alcanzó las 370.000 toneladas.
La refinería de Pan Pacific Copper de Saganoseki transforma el metal recuperado de los residuos urbanos en cobre puro en un 99,3 por ciento para las medallas olímpicas.
El dueño de la compañía, Yoshiaki Suzuki, ha dicho que espera que el proyecto «ayude a la gente a comprender la importancia del reciclado de los metales no ferrosos, y haga avanzar el proceso de construcción de una economía circular».
La empresa, que forma parte del grupo JX Nippon Mining & Metals, recicla los residuos electrónicos obteniendo un cobre de gran pureza en su fundición de Oita, en el sudeste de Japón.
También Mitsubishi Materials, una de las mayores industrias de reciclado del mundo, con una capacidad de 160.000 toneladas anuales, está proporcionando material para la fabricación de las medallas olímpicas desde su refinería principal, situada en Naoshima, en el oeste de la prefectura de Kagawa.
JX Nippon Mining & Metals, Dowa Holdings y Sumitomo Metal Mining son otros tantos productores de metales no ferrosos dedicados a la explotación minera urbana. La unidad JXTG Holdings está concentrada en la obtención de cobre, plata y metales raros. Dowa, que posee tecnología para recuperar más de veinte tipos de metales, es uno de los más potentes en la recuperación de oro y plata.
«Mientras las minas del mundo entero ralentizan su producción como consecuencia de la pandemia de coronavirus- escribe Sotaro Yumae- amenazando con una reducción de las reservas de metales preciosos, un país pobre en recursos, Japón, está preparado para llenar ese vacío. Montañas de productos electrónicos que aquí se tiran a la basura contienen no solo toneladas de oro y plata, sino también metales industriales como el litio, esencial para la fabricación de automóviles eléctricos. Solo en oro, las reservas «ocultas» se estiman en unas 6800 toneladas, más que los yacimientos subterráneos de Sudáfrica.
La explotación minera urbana que hasta no hace mucho se consideraba solo como una manifestación de responsabilidad social, ahora, con el reciclado del oro y la plata, se está demostrando una actividad rentable; no es tan rentable, en cambio, la recuperación de metales raros, aunque la industria minera urbana japonesa piensa desarrollar también esta actividad.
El Instituto Nacional Japonés de Ciencias y Tecnologías Industriales Avanzadas, AIST, dirige un consorcio llamado Strategic Urban Mining Research Base (SURE), que desarrolla fábricas automatizadas capaces de desmontar productos electrónicos, recuperar circuitos impresos y seleccionar metales específicos. SURE proyecta tener una fábrica piloto en funcionamiento durante el ejercicio de 2021.
JX Nippon Mining ha creado en febrero un equipo compacto para reciclar las baterías de los automóviles con el fin de recuperar el litio y el cobalto. Sumitomo Metal Mining explota una instalación que extrae cobre, cobalto y níquel de las baterías litio-ion, y también se dedica al reciclado de baterías híbridas con Toyota Motor. La electrónica de desguace se transforma en metales preciosos industriales en la refinería de Mitsubishi Materials, en la isla japonesa de Shikoku.