Si hablamos de disfunción eréctil, conocida popularmente como impotencia, nunca consideramos que posiblemente este trastorno afecte aproximadamente, al cincuenta por ciento de los hombres en edades comprendidas entre los cuarenta y los setenta años. Un problema importante que rara vez se trata.
Desde un origen psicológico, hasta algún fallo orgánico, el varón ve alterada su vida sexual y una adecuada erección que le impide mantener una relación sexual sin preocupaciones. Este complejo problema, que ha sido estudiado en las dos últimas décadas en profundidad, normalmente se oculta bajo un prisma incorrecto y el varón no acude al médico cuando comienza a suceder.
Esta incapacidad para lograr y/o mantener una erección del pene completa disminuye la libido, causa ansiedad y produce pensamientos incorrectos en torno a una realidad que hoy tiene un tratamiento. La disfunción ocasional llamada popularmente gatillazo, supone a veces un riesgo para el varón y hace que su autoestima decrezca, cuando es normal a todas luces que suceda a lo largo de una vida sexual activa varias veces.
Si en el momento de la aparición, la disfunción debuta en la pubertad, se denomina primaria y generalmente es secundaria a anomalías vasculares congénitas. En el caso de aparece tras un periodo de actividad sexual y función eréctil normal, se conoce por disfunción secundaria y la etiología varía.
Desde estadíos asociados al psiquismo del varón; ansiedad por el desempeño sexual; relación forzada; pérdida de interés en la excitación sexual; enfermedades psiquiátricas, etc. hasta otras razones meramente orgánicas; diabetes mellitus, alcoholismo, epilepsia, enfermedad cerebrovascular, párkinson, Alzheimer, hipotiroidismo, hiperprolactinemia, hipotiroidismo, daño cerebral, trauma pélvico, cirugía pélvica, entre otros la disfunción aparece y tarda en averiguarse el porqué.
Por otro lado, en algunos hombres, existe una disfunción eréctil producida por el uso de drogas durante un largo periodo: alcohol, tabaco, marihuana, opiáceos, entre otros, así como el uso prolongado de fármacos para la depresión: tranquilizantes, inhibidores de la MAO, antidepresivos tricíclicos, etc.
El diagnóstico pasa por una anamnesis del paciente, primero para conocer su historia, antecedentes y si trabaja o no con metales pesados o sustancias tóxicas que puedan comprometer la erección y posteriormente un estudio en profundidad.
De igual forma, se analizarán otras áreas de la psiquis para conocer el estado general del afectado y con ello, identificar esos síntomas con otros relativos a otras enfermedades o trastornos de salud mental.
En el mismo sentido, se debe conocer el historial del paciente; las características y hábitos sexuales y valorarlos en función de la edad del mismo y su historia vital.
El término disfunción eréctil predominantemente psicógena u orgánica, se valora para conocer la existencia de un componente psicógeno que no excluye completamente al orgánico y viceversa. Los pacientes con causa psicógena tienen alteración del mecanismo reflejo central con repercusión periférica que conduce a cambios funcionales de las células musculares lisas del cuerpo cavernoso. De igual forma, la causa orgánica tiene repercusión psicológica, pues el paciente comienza a mostrar ansiedad por su desempeño sexual y cuando existe un temor al fracaso, antes de iniciar una nueva experiencia, se produce un verdadero círculo vicioso provocado por los nervios del propio encuentro.
El examen físico debe ser minucioso y está encaminado a buscar signos de enfermedades psiquiátricas, neurológicas, endocrinas, cardiovasculares u otras y debe realizarlo un urólogo. Tras un completo examen físico general, regional y por aparatos, (con especial atención al examen andrológico); es decir, observar las características de la piel, grosor y superficie; cantidad y distribución del vello; el volumen, consistencia y sensibilidad de los testículos y la próstata, la pigmentación y rugosidad del escroto; las características del pene, si tiene alguna deformidad o placa fibrosa palpable; el hábito corporal, la fuerza y el desarrollo muscular, la gravedad de la voz y se busca la presencia de ginecomastia y galactorrea asociadas.
El tratamiento debe pautarlo un médico tras un diagnóstico correcto y se deben evitar el uso de drogas que puedan agravar esta disfunción. Asimismo, no se debe automedicar el paciente con Viagra, Cialis u otros medicamentos prescritos para la disfunción eréctil, dado que no son inocuos y producen alteraciones en el ritmo cardíaco entre otras patologías asociadas y efectos secundarios importantes. Confesar al médico de medicina general que está teniendo un problema, es el inicio de la cura de este trastorno que sin ser patológico, puede condicionar y mucho, la vida de un hombre.
[…] La disfunción eréctil conocida por impotencia en los varones, es un trastorno que afecta al cincuenta por ciento de los hombres en edades comprendidas entre los 40 y los 70 años. […]