Las autoridades rusas han abierto una investigación por «fraude a gran escala» contra el opositor Alexei Navalny, convaleciente en Alemania desde que en agosto pasado fue víctima de un intento de envenenamiento con el agente neurotóxico Novitchok.
La ley rusa castiga ese delito con hasta diez años de cárcel y Navalny ha respondido que se trata de una «histeria» del Kremlin.
En un comunicado, el Comité de investigación ruso ha denunciado que Navalny es sospechoso de haber cogido para su uso personal 356 millones de rublos (cerca de cuatro millones de euros) de los donativos recogidos por varias asociaciones sin ánimo de lucro, como el Fondo de lucha contra la corrupción, creado por el propio Navalny, y otras cinco entidades de defensa de los derechos humanos «que de hecho dirige».
El Comité de investigación sostiene que Alexei Navalny ha utilizado esa cantidad para «adquirir bienes personales y materiales, y para pagar sus gastos, incluidas vacaciones en el extranjero».
En su cuenta de twitter, Navalny ha escrito: «Se diría que Putin tiene una crisis de histeria», y después ha pedido a sus partidarios que se rían de la investigación: «Intentan mandarme a la la cárcel porque no he muerto», añade, refiriéndose al presunto envenenamiento que sufrió en agosto de 2020, cuando se encontraba haciendo campaña en Siberia, y que está seguro que fue organizado por el Kremlin.
Las autoridades rusas desmienten que eso ocurriera, a pesar del coma que sufrió en el avión que le llevaba a Moscú y de los resultados de tres laboratorios europeos, que afirman que fue envenenado.
Recordemos que hace una semana Navalny hizo pública la grabación de una conversación telefónica con un supuesto miembro de la inteligencia rusa, FSB (antigua KGB) en la que, creyendo que hablaba con un colega, el agente explicaba que los servicios especiales habían envenenado a Alexei Navalny. Para las autoridades rusas, dicha conversación es una «falsificación», aunque no se han atrevido a desmentir que el interlocutor fuera un agente de seguridad.