Pocos días le quedan al perverso, como le puso una amiga sin que nadie tenga que preguntarle a quien se refiere, para ser desempleado.
Y como además de perverso es cretino y gasta millones de todos los mexicanos en estupideces, AMLO presumió en su último informe de gobierno que mandó personal de la Comisión Nacional Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas a buscar, identificar y traer de Panamá un huesito de cinco centímetros, que ha disfrazado como «restos», del general anti porfirista Catarino Erasmo Garza Rodríguez, muerto hace más de un siglo en una guerra de Colombia.
Y como además de perverso y cretino es mentiroso, culpa a los demás de sus errores y busca provocar a Estados Unidos, sigue haciendo declaraciones irresponsables.
Como esa, de que la prensa exagera las decenas de miles asesinados durante su gobierno para desprestigiarlo y que las balaceras que dejaron decenas de muertos esta semana en Culiacán, son culpa de EEUU por detener «al señor Mayo», como le dice respetuosamente al principal criminal del país.
Pero para no aburrirlos con lo mismo, pasaré a noticias más entretenidas.
Según el portal History Facts, cuando en 1913 la Oficina de Correos estadounidense comenzó a ofrecer servicio de paquetería, los estudiantes universitarios mandaban a casa su ropa sucia a que se las lavara su mamá, se enviaban perros y gatos y, aunque la práctica no fue autorizada formalmente, también niños.
El primer bebé mandado como paquete por sus padres a su abuela, de un poblado de Ohio a otro, fue James Beagle de ocho meses; el timbre costó 15 centavos y lo aseguraron como carga, en 50 dólares.
Y se enviaban también ladrillos y otros materiales de construcción, porque los almacenes cobraban muy caro el flete.
El mismo portal asegura que hasta fines del siglo diecinueve, los médicos usaban solemnes trajes negros al dar consulta, para señalar su seriedad y por si alguno de sus pacientes moría, poder informar con ropa triste a la familia.
Era entonces fácil obtener un título médico y las estafas de medicamentos eran comunes.
Pero a mediados del siglo diecinueve, comenzó a afianzarse la idea de que los gérmenes causaban enfermedades; eso marcó el comienzo de una nueva era en la medicina y surgieron en los laboratorios las batas blancas, como símbolo de limpieza.
Los cirujanos, que hoy las usan de color verde, fueron los primeros en adoptarlas; se generalizaron luego en los hospitales públicos y después en los privados.
Y en 1915 las facultades de medicina experimentaron reformas importantes y los gobiernos comenzaron a regular las propiedades de los medicamentos.
Ahora hay quien opina que deben cambiarse las batas blancas, por camisas de manga corta o chalecos porque las mangas largas pueden acumular patógenos.
Y una noticia que no gustará a quienes creen que en Estados Unidos todo es mejor, sostiene que el 70 por ciento de los casi un millón de doctores practicantes en 2022 en ese país, admitieron que nunca lavaban sus corbatas.
Sin nada que ver con lo anterior, excepto que tener mascotas es excelente para la salud física y mental, es un artículo que asegura que las mofetas que son parecidas a los hurones y las nutrias, aunque éstas son acuáticas y se alimentan de pescado, estuvieron entre las primeras mascotas de los humanos y fueron domesticados por los egipcios hace unos dos mil quinientos años; antes que los gatos.
Se popularizaron como animales de compañía en la antigua Roma; donde primero se usaron para cazar conejos y roedores y más tarde, por su tamaño pequeño y su naturaleza curiosa y juguetona, se hicieron muy estimadas.
Según los historiadores romanos Plinio y Estrabón, alrededor del año seis antes de Cristo el emperador Augusto envió una γαλέη, palabra griega para hurón que significa pequeño ladrón porque suelen robar y esconder cositas, a las Islas Baleares para controlar una plaga de conejos.
Se creía que estaban en peligro de extinción, pero fueron vistas en Wyoming en 1981 y una hembra llamada Elizabeth Ann fue clonada, con la esperanza de que la especie pueda seguir creciendo.
Conocí nutrias vivas con Matías en Ushuaia, Argentina, cavando sus madrigueras en orillas del mar y ríos y me parecieron muy listas, movidas y rápidas.
Y aunque no me imagino teniendo una de mascota, conservo en cambio un precioso abrigo de su piel; que, como compré antes de saber su historia, podré seguir usando sin remordimiento.
Les cuento por último que, el pasado 22 de agosto, la BBC informó de la muerte del pingüino Sphen de once años y pareja gay durante seis, de Magic; ambos vivían en el Acuario Sea Life de Sídney y se hicieron famosos por su dedicación al otro.
Y según el personal del acuario, al darse cuenta que Sphen había muerto, Magic emitió sonidos muy tristes y fue seguida por toda la colonia de pingüinos de la especie Papua del acuario.
