El lunes 28 de abril de 2014, un tribunal egipcio de primera instancia, dictó 683 penas de muerte para otros tantos presuntos partidarios del destituido presidente electo Mohamed Morsi. Entre los condenados se encuentra Mohamed Badie, jefe de filas de los Hermanos Musulmanes.
En una vista de apelación, el mismo tribunal conmutó a otros casi 500 acusados la pena capital, dictada en marzo de 2014, por la de cadena perpetua. Según Jaled ElKomy, coordinador del equipo de abogados que defiende a esos condenados, el 60% de ellos “han presentado pruebas que demuestran que no estuvieron presentes en los hechos que se les imputan”. La ONU calificó en su día estas sentencias como “el mayor proceso de masas de la historia reciente en el mundo”.
Según informaciones de agencias internacionales, recogidas en el digital Aufait.com, el tribunal egipcio de Minya, localidad situada en el centro del país, ha condenado a muerte a 683 militantes del movimiento de los Hermanos Musulmanes, acusados de haber tomado parte en las manifestaciones a favor del depuesto presidente Morsi (en un golpe de estado militar) que tuvieron lugar el 14 de agosto de 2013 y del ataque a una comisaría, en el que perdió la vida un policía. De los acusados, solamente 90 se encuentran detenidos, y en la cárcel; el resto han huido y se les ha juzgado en rebeldía. Siempre según el digital, entre los sentenciados figura el nombre de un fallecido hace tres años (declaración recogida de Wada Hasaballah, una madre enlutada).
“De acuerdo con la ley egipcia, la sentencia tiene que ser validad por el muftí, representante del Islam en el estado, aunque su opinión no es de obligado cumplimiento. La sentencia definitiva se conocerá el 21 de junio de 2014.
Casi al mismo tiempo, un tribunal de El Cairo dictó sentencia prohibiendo el Movimiento del 6 de abril, el principal grupo de jóvenes que protagonizó la revuelta que condujo a la caída del autoritario presidente Hosni Mubarak en 2011, condenado por “difamar” al país y «complicidad» con movimientos extranjeros.