Este 16 de febrero de 2015 se cumplen 30 años de la desaparición física de Alí Primera: en 1985, al salir de una sesión de grabación, un accidente automovilístico le amputa a Venezuela uno de sus principales miembros musicales.
Xulio Formoso: Alí Primera
Tal y como las nubes no se puedan atar con un guaral y portarlas como volantines, no hay quien amarre la voluntad versada de Alí Primera. Mientras haya alguien que nombre, la vida permanece. Cuánta vida sigues teniendo Alí Primera cuando trascendiendo tu tiempo sigues siendo el Cantor del Pueblo porque a él le cantas y él a ti te canta.
Alí nació en Coro el 31 de octubre de 1942. Una bala perdida mató a su padre siendo él muy niño. Para salir de la miseria en que vivía su familia fue limpiabotas y boxeador. En 1960 se trasladó hacia Caracas con su familia y completó su educación en el Liceo Caracas. Luego cursó Química en la Universidad Central de Venezuela donde comenzó su militancia como cantante y compositor. «No basta rezar» y «Humanidad» fueron sus primeras canciones con las que se dio a conocer.
El canto de Alí Primera fue siempre censurado: ninguna disquera prestó sus estudios de grabación y ninguna radio promocionó sus canciones. Tuvo que crear su propio sello discográfico, Cigarrón, para darse a conocer.
Cantor de la Patria Buena
En mi pueblo la gente canta, silba, tararea, chasquea los dedos, acompaña la radio, corea, tamborilea, desafina, sigue el ritmo con la punta del pie, palmotea, baila.
Mi pueblo es musical y contestatario desde La Piedra del Cocuy hasta el Cabo de San Román; desde Castillete hasta Punta Peña; desde la Vuelta de la Culebra (espacio público que no falta en ningún barrio) hasta Buenos Aires (botiquín recurrente de todo pueblo); desde los transportes híbridos indígena-criollo (chirrinchera o balajú) hasta los vehículos colectivos criollo-rural-barrial (jeep o ruta).
A ritmo de golpe, hip hop, corrío, salsa, fulía, reggaeton, calipso, vallenato, sangueo, electhro, bambuco, baladas, rock, vals, merengues, gaita, pasillos, aguinaldo, chamarritas, galerones, milongas, zambas, tonadas, chimbángueles y güegües nuestro pueblo se diversifica, busca, experimenta, se manifiesta.
La discografía de Alí Primera consta de una gran cantidad de álbumes: Lo primero de Alí Primera; Alí Primera Volumen 2; Adios en dolor mayor; Canción para los valientes; La patria es el hombre; Canción mansa para un pueblo bravo; Cuando nombro la poesía; Abrebrecha; Al pueblo lo que es de César; Con el sol a medio cielo; Entre la rabia y la ternura; Por si no lo sabía; Alí en vivo; El despertar de la historia; La patria buena; Alí Primera le canta al amor; En solidaridad a la resistencia chilena contra el fascismo; Un canto a la revolución.
En estos discos incluye homenajes a muchas personas emblema de Venezuela: Simón Díaz y su tonada, Zobeida con sus muñecas de trapo, Alberto Lovera y su lucha guerrillera, César Rengifo con su teatro y pinturas, Armando Reverón y la calidad de su obra pictórica; el Grupo Madera y sus tambores que nunca se mojaron al ahogarse.
Así mismo, sus letras reflejan la realidad de una Venezuela pobre, enriquecida espúreamente a barril petrolero: un Ruperto, un campesino migrado a la fuerza a la ciudad; un matrimonio, Flora y Ceferino, muerte sobrevenida por la tuberculosis; un Napoleón, filósofo enloquecido por las injusticias; una Juana la lavandera que restriega en su batea las miserias sociales. Son sus Casas de cartón, denuncia de desigualdades; Los que mueren por la vida, pilar para aferrarse ante las pérdidas; Canción mansa para un pueblo bravo, espaldarazo a quienes se levantan tempranito empecinados en su “ya no más”.
A raíz de la Revolución Bolivariana, el canto de Alí Primera fue asumido como leitmotiv. Lo curioso es que muchos de sus seguidores están en la oposición. ¿Alí le cantaría a la propuesta Bolivariana o se le opondría? Sin lugar a dudas seguiría llamando a la organización popular, a la solidaridad entre los pueblos, a la justicia social, a combatir el flagelo de la corrupción. ¿Antimperialista? ¡Siempre! “¡Gringo, go home!”, era el grito con el que solía culminar sus conciertos. Pero yo, críticamente, me preguntaría quién es el gringo hoy: hay muchas personas extrajeras más afectas a nuestro país que quienes nacieron en su territorio.
Solidaridad internacional
Venezuela tiene unos límites cartográficos que no se corresponden a los que señala el corazón y la acción. Limita al este con la derecha recalcitrante, al oeste con el dogmatismo exacerbado, al norte con cualquier señal de imperialismo americano o europeo y al sur con la desesperanza.
Junto a Primera, en Venezuela le cantamos al pueblo salvadoreño que tiene el cielo por sombrero, al inolvidable Ho Chi Minh y a la mujer del Vietnam que anda con un hijo en la mano y en la otra un fusil, al agua clara de Nicaragua, a Borinquen, a un Uruguay sin dueño, a Mercedes la Negra buena, al Comandante amigo, a Tania la que canta amor a revolución, a Cuba que es un paraíso, a Benjo Cruz el cantor de Bolivia, a Guatemala corazón que late de lado y lado, al futuro que pregunta ¿qué hicieron ustedes por Haití? Canto venezolano, nuestroamericano, pluriverbal.
Al igual que con Simón Bolívar, José Martí, Farabundo Martí y César Sandino, hay que reconocer ejemplo de Primera de señalar la necesidad de los países de posfechar las diferencias, unirse en objetivos políticos, sociales y económicos comunes y abandonar organismos multilaterales que solo ven un solo lado (el de EEUU) a la hora de diseñar sus planes. Gracias a la decisión soberana de nuestros pueblos la guerra no necesariamente es armada más si guerrillera, de rápida movilidad, estrecha comunicación, disciplina militante, inserción comunitaria, vinculación social.
Otras causas nos hermanan, aunque pensándolo de nuevo, siempre fueron las mismas: trabajo digno y dignificante, salud, educación, arraigo cultural, vivienda, seguridad; en fin, como lo soñase nuestro Padre Libertador, la mayor suma de felicidad posible.
Alí y el propósito de cantar
Menos del diez por ciento de un escrito se debe a la inspiración, la inmensa mayoría de las expresiones cobra vida gracias al trabajo, generalmente placentero pero en ocasiones, forzoso.
Los jóvenes que musicalizan las tardes de febrero desde la escalera del barrio se admiran de la laboriosidad del poeta Alí: lo sorprende la alborada conjugando estrellas y, mucho después que ha cesado el ir y venir de los vagones del Metro, todavía él sigue pacientemente lijando una frase hasta hacer desaparecer las rugosidades de forma.
Puede ser que la voz de quien la entone pueda deslizarse sobre su superficie sin estar dando saltos hiperbólicos ni tropezones redundantes. Debe investigar cada palabra hasta la cuarta generación; buscar imágenes que embellezcan la composición fotográfica; emplear sinónimos no acartonados para ese sujeto tan escurridizo o, incluso, sobreponerse a su desaparición física; remojar adjetivos; escalar verbos en todos sus tiempos y derivaciones; predicar y predicar razones y sentimientos hasta agotarse su existencia.
Finalmente, cuando textualmente hablando se concluye la canción, el poeta temerario se percata que debe prescindir completamente de ella y volver a empezar. Porque es muy distinto ser valiente y asumir riesgos que hacer el ridículo o fornicar con la insensatez. Sin embargo, toda disciplina desaparece cuando surge un arrebato pasional. Entonces la única conciencia que se tiene está del otro lado del abrazo.
Como diría nuestro Padre Cantor, no hay propósito de cordura que contenga el galope de un corazón enamorado.
Cesar Monfrino: Marcha de los Claveles Rojos
Es por ello que año tras año la cita es en la península de Paraguaná. La Marcha de los Claveles Rojos recorre las calles desde la casa donde vivió Alí Primera hasta el cementerio de Los Taques donde reposan sus restos mortales.
Es la oportunidad para renovar el compromiso de lucha por la humanidad. Si Alí viviera su canto sería de solidaridad con Ucrania, Palestina, Siria, Irán. Tal vez volvería a cantarle al pueblo warao, cuyo territorio fue violado al cerrar el Caño Manamo: la salinización de las tierras impide la agricultura mientras todo el ecosistema se resiente y mueren sus especies ahogadas en petróleo. Quizás la minería ilegal en el Amazonas inspirara sus versos; o quién sabe si los pobladores de los nuevos urbanismos reacomodados sí en viviendas más estables que ranchos de cartón pero sin atender las complejidades de la convivencia merecerían sus estrofas de aguda crítica.
Lo que sí es seguro es que también este año la llamada “Canción necesaria” tiene varias deudas qué saldar.
En este hermoso artículo, disfrutamos una vez más del encanto de la palabra de la autora, y los mágicos trazos de Formoso, escrito y pintura tienen algo en común; así lo aprecio personalmente, la sensualidad está presente. Estoy segura si existiera físicamente Alí le seguiría cantando al pueblo que lo amaba con su canto rebelde y solidario. este pueblo seguiría entonando «LOS QUE MUEREN POR LA VIDA, NO PUEDEN LLAMARSE MUERTOS»
Me encanto este texto….
Le cantaría a Chavez y creo q a Sabino el cacwue y la lucha Yukpa