El 21 de mayo de 2015 falleció Juan Molinar Horcasitas, director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y responsable de la subrogación de las guarderías desde 2006 a 2009.
El día 5 de junio se cumplen seis años de impunidad en la muerte de 49 niños y más de 100 lesionados en una de esas estancias.
Me enteré a primera hora de la mañana y me faltó tiempo para buscar la causa de la defunción: padecía esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la misma enfermedad degenerativa de Stephen Hawking.
En un principio me temí que hubiera sido un accidente o un atentado (en estas semanas han sido asesinados varios candidatos a cargos municipales) y que hubiera pasado de una vida feliz al más allá. Pero no. Parece que ha tenido su gran dosis de dolor en los últimos años, aunque estoy segura de que no ha sufrido ni la mínima parte que lo de un solo padre. No está en mi esencia alegrarme del penar de nadie, pero en lo que respecta a este hombre no puedo evitarlo.
Molinar era muy conocido en el país debido a su gran trayectoria política en el Partido Acción Nacional (PAN), y ocupó cargos importantes desde 1994. Le gustaba la comida española y era judío. Es curioso constatar cómo sus correligionarios mexicanos se dedican a la crianza de niños con una dedicación encomiable (en Polanco, DF, hay una comunidad importante con no menos de 4 hijos por familia), mientras él fue uno de los grandes responsable de lo que sucedió aquel 5 de junio de 2009, y no tuvo ni la decencia de dimitir.
Como el resto de implicados en mayor o menor medida, se zafó de la justicia y siguió con sus aspiraciones políticas. Los reclamos de los padres nunca le quitaron el sueño, parece, pues jamás se sitió culpable.
La noticia de su muerte la dio Gustavo Madero, presidente del PAN, en su cuenta de Twitter, describiéndole como “un gran ser humano”. En el Facebook del partido se podían leer estas frases:
- “¡Gracias por tu amor, entrega y generosidad con el PAN! Descansa en paz, Juan Molinar Horcasitas.
- “La familia panista ha perdido a un luchador y gran ser humano. Descanse en paz, Juan Molinar Horcasitas. Nuestro abrazo a sus familiares”
Me parece que de “gran ser humano” no se le puede tildar a alguien implicado en un espanto del calibre del suceso de Hermosillo capaz de sortear todo intento de pagar por ello.
Estoy segura de que ninguno, absolutamente ninguno de los niños sobrevivientes, ni sus progenitores, y mucho menos los que no han podido criar a los otros 49, le han dedicado ni una sola palabra amable. Es posible que hayan lamentado su muerte porque se ha librado de pagar en este mundo. Si hay otro, quizás encuentre su castigo.
La lista de los que creen que nunca se les va a pedir cuentas en este asunto es muy larga. Quizás la muerte de Horcasitas les haga reflexionar o, cuanto menos, pensar en qué hicieron y qué no, cuya consecuencia fueron 49 niños que un nunca crecieron y un centenar que jamás podrán olvidar que, cuando apenas median medio metro, su vida pendió de un hilo porque unos hombres y mujeres estaban demasiado ocupados intentando ascender en su carrera profesional y política, como para ocuparse de que ellos llegaran a adultos.
Algunos de ellos esperan que la contienda electoral del próximo 7 de junio les permita continuar subidos al carro de las prebendas, la prevaricación, y la impunidad. Lo triste de todos ellos es que ninguno se interesó, siquiera, porque alguna guardería subrogada dejara de ser una ratonera para los niños. Su interés empieza y acaba en ellos mismos. Horcasitas ya no está, ellos sí…, y la Justicia (con mayúsculas) no ha dicho aún la última palabra.
