Scott Tilley, un astrónomo aficionada de 47 años que vive en la Columbia Británica, en Canadá, ha escrito a la Nasa comunicando haber encontrado el satélite científico Image, creado hace veinte años por la agencia espacial estadounidense y que en junio de 2005 perdió todo contacto con el ingenio, según la información firmada por el periodista Rémy Decourt y publicada el 1 de febrero de 2018 en la revista científica digital Futura Science.
Al parecer, lo que Scott Tilley andaba buscando era el satélite espía Zuma, lanzado el 7 de enero de 2018, que nunca llegó a ponerse en órbita y había desaparecido poco después de su lanzamiento. Su búsqueda se interrumpió el 20 de enero.
“Por casualidad –dice el autor de la noticia- se encontró con esta antigüedad, cuyo desarrollo se remonta a veinte años atrás. De momento, no será fácil volver a establecer comunicación con Image”.
Image es un satélite lanzado en marzo de 2000 para una misión inicial de dos años, consistente en producir imágenes de la magnetosfera terrestre y diseñar los primeros mapas de la plasmásfera, una región constituida por partículas cargadas situada en el interior de la magnetosfera. Ahora, la Nasa está utilizando cinco antenas distintas para asegurarse de que la señal captada por Tilley corresponde realmente a Image.
Según la información procedente de la Agencia, el centro espacial de la Nasa Goddard, de Maryland, analizará, en las próximas dos semanas los datos para establecer el estado general del satélite encontrado, cuyos programas son antiguos y se encuentran en desuso; además, y como es lógico dado el tiempo transcurrido, ya no existe “el centro de control de Image” por lo que, según los expertos, va a ser necesaria una “ingeniería inversa” par descodificar la señal del satélite.
Si se consigue recuperar el control, la Nasa piensa activar su carga útil y verificar si los instrumentos que lleva pueden funcionar, en cuyo caso decidirá a qué nuevas observaciones dedicarlo porque, desde la fecha de su lanzamiento “han progresado mucho las observaciones de la magnetosfera, que nos protege del viento solar”.
«El espacio es como un parque nacional, nos pertenece a todos», dice Tilley, quien busca “satélites espía” desde el observatorio que tiene montado en su casa. «Ningún país tiene derecho a enviar cosas al espacio sin decirle a la gente qué es y dónde está. Me aseguro de que lo que hay allá arriba no va a hacer daño a la gente».