Un estudio científico realizado por investigadores del CNB-CSIC, la universidad de Pittsburgh y el hospital Carlos III de Madrid, publicado en la revista Nature Communications propone que la proteína superóxido dismutasa 3 (SOD3), que es esencial para reducir la permeabilidad vascular, podría ser una nueva forma de potenciar las estrategias terapéuticas contra el cáncer.
Si se revierten las alteraciones características de los vasos sanguíneos que irrigan los tumores malignos podría aumentar la eficacia de los tratamientos anticancerígenos.
“Hemos observado que tratamientos que aumentan la expresión de SOD3 en el microambiente del tumor pueden normalizar la actividad de los vasos sanguíneos y mejorar la eficacia de terapias que ya se están usando en pacientes. Lo más interesante es que algunos fármacos que ya se están utilizando en humanos –como la lovastatina– pueden, al menos en los roedores, aumentar los niveles de SOD3 en los tumores”, explica Santos Mañes, investigador del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC (CNB-CSIC) y director del trabajo.
Si estudiamos los cánceres malignos vemos que se caracterizan por estimular la formación de nuevos vasos sanguíneos por un proceso conocido ccomo angiogénesis. Cuando existe una inadecuada circulación y no llegan los fármacos a las células tumorales puede que no exista la correcta eficacia de los mismos. Por ello, es importante regular el beneficio clínico de los fármacos antiangiogénicos ya que su uso continuado termina por eliminar los vasos sanguíneos y se impide con ello que la quimioterapia alcance a las células malignas.
Los científicos valoran que es necesario identificar nuevos elementos que regulen la normalización de los vasos sin que se lleguen a eliminar de forma que pueda incrementarse la expresión de SOD3.
La disminución de la permeabilidad vascular reduce la presión intersticial en el tejido tumoral –indica Mañes–. Esto favorece el intercambio de gases y sustancias entre el torrente sanguíneo y el tumor”.
Si aumentamos la SOD3 en tumores implantados a ratones, los niveles intratumorales del fármaco y la respuesta de los roedores mejora significativamente. Esta es pues una nueva diana que favorecerá la eficacia de la quimioterapia contra el cáncer.