El verbo abdicar, que significa ‘ceder un monarca la soberanía sobre su reino’, como transitivo se construye sin preposición (abdicar el trono o abdicar la Corona), y cuando funciona como intransitivo le sigue un complemento introducido por de, no por a, (abdicar del trono o abdicar de la Corona) tal como indica el Diccionario panhispánico de dudas.
Además, cuando se menciona al nuevo monarca, el nombre de este va precedido de en o en favor de, señala la Fundéu.
Sin embargo, con motivo de la decisión del rey Juan Carlos I de España de poner fin a su reinado, algunos medios de comunicación están escribiendo frases como «El presidente del Gobierno ha anunciado la decisión del rey de abdicar al trono», posiblemente por confusión con el verbo renunciar, que sí se construye con la preposición a.
En el ejemplo anterior, lo apropiado habría sido escribir «El presidente del Gobierno ha anunciado la decisión del rey de abdicar el trono» o «del trono».
Se recuerda asimismo que no es imprescindible precisar el complemento directo (el trono), de modo que es correcto escribir simplemente «Juan Carlos I abdica en su hijo Felipe» o «Juan Carlos I abdica en favor de su hijo Felipe».
Buen aporte muy oportuno.
Si bien mis preocupaciones en torno al término van por aspectos más especulativo-filosófico-políticos, en lo mundano de mi existencialidad donde jamás he tenido vivencia cercana con un Rey o Reina (salvo cuando estuvieron en Valdivia don Juan Carlos y doña Sofía, y me correspondió andar tras ellos como reportero TV, 20 oct. 1990). Por esto, me resulta misterioso, singular, el término «abdicar», que no es otra cosa que una renuncia o traspaso de poder pero a nivel de monarquía.
Y es que en Chile, siempre hemos visto utilizar ese término para la renuncia del prócer principal de nuestra emancipación, B. O’Higgins, un republicano, pero él no era Rey, sino que Director Supremo, aunque para la escritoria María Graham, era lo mismo, igual que un Rey, pero con el nombre de Director Supremo.