Una información publicada en el diario británico The Guardian ha sacado a la luz el caso de Mohammed Musa y Ehsanulla Hamidi, dos hombres miembros de la organización de defensa de los derechos humanos Logar Youth, detenidos por los servicios de información afganos el 21 de noviembre de 2019, cuando se dirigían en coche a Kabul para entrevistarse con el embajador de la Unión Europea (UE).
Los detenidos acababan de revelar la existencia de una red de pederastas que han cometido agresiones sexuales y violaciones sobre al menos 546 escolares de la provincia de Logar, en el este del país.
La organización Logar Youth ha encontrado en las redes sociales un centenar de vídeos que contienen actos de pederastia, cometidos con chicos jóvenes por profesores, directores de escuela y miembros de las autoridades locales en seis establecimientos escolares. Se supone, que a nivel nacional deben ser miles.
Mientras que el Ministerio de Educación ha abierto una investigación, las autoridades locales quieren quitar importancia a los hechos denunciados, hasta el punto de que el gobernador de la provincia de Logar los niega.
Distintas organizaciones humanitarias, entre ellas Amnistía Internacional (AI), han criticado la detención de Mohammed Musa y Ehsanullah Hamidi,: «En lugar de castigarles por denunciar unos delitos tan horribles las autoridades deberían felicitarles por su trabajo y condenar a los responsables en procesos justos, sin recurrir a la pena de muerte».
Antes de ser detenido, Mohammed Musa, líder de la organización, habló con el diario New York Times sobre el drama que tiene lugar en su provincia. Según su testimonio, veinticinco familias han abandonado sus hogares a causa de la vergüenza que sienten por la violación de sus hijos. En otros casos, los padres han rechazado a los hijos violados que, en ocasiones, sufren también el chantaje de sus agresores “que les obligan a vender droga y a ejercer otras actividades ilegales”, amenazándoles en caso de no seguir sus instrucciones con hacer público el vídeo de la violación.
Siempre según el testimonio de Musa, a algunos de los chicos violados los ha matado su familia, o los talibanes que consideran anti-islámica la violación: The Guardian asegura que cinco familias han matado a sus hijos víctimas de violación, porque sus rostros aparecen en vídeos que circulan por las redes sociales.
Según el digital francés Slate, que ha reproducido la información del Guardian, las agresiones sexuales masculinas están muy extendidas en Afganistán, donde perdura una tradición de esclavitud sexual, el “bacha bazi”, que literalmente significa “jugar con los chicos” en persa afgano.
Es una práctica que persiste entre los hombres influyentes y que consiste en vestir de niñas a niños y adolescentes, y obligarles a bailar tras mantener con ellos una relación sexual.
Aunque la ley afgana condena esta práctica desde 2017 con penas de cárcel de tres a cinco años, dependiendo de que el baile sea en público o en privado, un informe de Naciones Unidas de 2018 señala que “la impunidad de los autores sigue siendo un grave problema en el país”.