Luis de Luis[1]
Asertivas, firmes, impetuosas y convincentes Amanda Recacha, Ángeles Páez y Raquel Guerrero convocan todo lo que tienen ( y más) para, así, aliadas y concatenadas contar una, paradójicamente, historia de incertidumbres, una historia que habla de lo elusivo e inaprehensible, una historia de historias, una historia que está siempre por contar porque siempre está inacabada y jamás tendrá final ya que, por definición, es inconclusa.
Amanda Recacha, Ángeles Páez y Raquel Guerrero cuentan, en definitiva, una historia sobre la identidad que transcurre en un mundo “de oscuridad y arrebatamiento”.
La identidad es la de Eva (interpretada con desagarro y bonhomía por Ángeles Páez) quien aparece tras años ausente y hará las veces de lienzo en blanco donde Sofía, su antiguo amor (a quien dota de serenidad e incertidumbre Amanda Recacha) intentará (re) escribir pasados y presentes y donde Lola , una suerte de duende o hada( a quien llena de encanto y desconciertos Raquel Guerrero) saldrá y entrará con soltura, capricho y embelesos.
Nada y todo es lo que parece en esta completísima y lúdica función que enreda e involucra al público, ya que abarca toda la sala, desde sillas a bambalinas, desde escenario a plateas, desde luces a sonido, desde espectadores de pago a invitados gorrones, desde personajes a actrices, desde lo meta a lo virtual, desde técnicos a personal de sala y hasta alguno que pasaba por allí; al fin y al cabo todos son, somos necesarios, nada más y nada menos que Eva ha desparecido y, que haya vuelto, no quiere decir, ni mucho menos, que la hayamos encontrado …
Y puede estar en cualquier parte…
Reparto y dirección
Amanda Recacha, Ángeles Páez y Raquel Guerrero.
Dramaturgia
Ángeles Páez
Espacio escénico e iluminación
Matxalen Díez Vivanco
Producción Ejecutiva
Marisa Chércoles
Diseño Gráfico
MIC MIC Studio
- Luis de Luis es crítico teatral