En Birmania han detenido a varios periodistas por publicar un artículo en el que acusaban a un complejo militar de estar fabricando armas químicas, según el canal internacional de información continua France 24. Los periodistas del país han convocado una manifestación en la capital, Rangún, para el 7 de febrero de 2014, en protesta por lo que consideran un ataque a la libertad de prensa
Cinco periodistas, entre los que se encuentra el director ejecutivo del semanario Unity Weekly News, fueron detenidos entre el 1 y el 2 de febrero. “A sus familias no se les informó hasta el lunes 3 por la noche. La policía les dijo que podían ir a visitarles a la cárcel de Insein y que pensaran en contratar abogados”, ha manifestado Aung Thura Ko Ko, redactor jefe de la publicación. “Les van a aplicar la ley de secretos de estado”.
La causa de la detención es un artículo publicado en enero de 2014 en el que se contaba que el ejército tiene en funcionamiento una fábrica de armas químicas en Pauk, en el centro del país, siguiendo instrucciones del general Than Swhe, quien fuera jefe de la Junta Militar durante diecisiete años, hasta 2011; un dictador paranoico que en 2005 hizo construir una ciudad en plena jungla a la que llamó Naypyidaw, en la que vivió recluido junto con el gobierno los últimos años de su permanencia al frente del país y desde la que emitía órdenes para ahogar en sangre cualquier intento de rebeldía.
Después de medio de siglo en el poder, y después de haber dejado al país sin intelectuales ni profesionales liberales (todos encerrados en cárceles y campos de trabajo, donde muchos de ellos murieron), la Junta se autodisolvió en marzo de 2011, momento en el que entre otras reformas más o menos democráticas se abolió la censura previa, se autorizaron las publicaciones privadas y quedaron en libertad centenares de presos políticos, entre los que había muchos periodistas.
En septiembre de 2008 salió en libertad el periodista y opositor a la Junta U Win Tin, de 79 años, quien llevaba casi veinte años internado en la cárcel de Insein, y era el preso político más antiguo del país. U Win Tin era miembro de la Liga Nacional para la Democracia (LND), presidida por la entonces opositora y hoy candidata presidencial Aung San Suu Kyi, y había sido detenido el 4 de julio de 1989 y condenado a veinte años de cárcel por aconsejar a la señora Suu Kyi y por escribir cartas a Naciones Unidas relatando la situación del país.
Aunque Birmania ha emprendido un (siempre relativo) proceso democrático, eso no impide que el ejército siga conservando un poder indiscutible –la cuarta parte de ambas cámaras parlamentarias está reservada para militares en activo- y cometiendo violaciones de los derechos humanos, que afectan sobre todo a las minorías del país.
«El hecho de que a los periodistas se les pueda acusar de revelar secretos de estado demuestra hasta qué punto Birmania necesita una seria reforma judicial”, ha dicho a la agencia France-Presse Shawn Crispin, representante del Comité de Protección de los Periodistas (CPJ) en el Sudeste Asiático, en unas declaraciones que reproduce France 24. “Las cuestiones de proliferación de armas son claves para la cobertura política de Birmania, y los periodistas no deberían verse amenazados o detenidos por hacer reportajes sobre temas de importancia nacional e internacional”.