El pasado 5 de junio de 2017 el poeta y cantautor estadounidense Bob Dylan, Premio Nobel de Literatura 2016, remitió a la Academia Sueca el tradicional discurso que se exige a los galardonados a cambio de recibir el cheque de 8 millones de coronas suecas (algo más de 800.000 euros). Bob Dylan envió grabado su discurso y la Academia lo subió a su página de Internet, siendo inmediatamente reproducido por la totalidad de las redes sociales.
La fecha límite para que el discurso de Dylan llegara a la Academia era el 10 de junio a medianoche, exactamente seis meses después de la fecha de la solemne ceremonia de entrega de los Premios, a la que el cantante no asistió. A finales de marzo, un portavoz de la Academia alertó al artista sobre la inminencia de la fecha, advirtiéndole que de no recibirlo a tiempo su cheque pasaría a engrosar la cuenta de la Fundación Nobel.
«Cuando recibí el Premio Nobel de Literatura, me pregunté que relación existe entre mis canciones y la literatura –comienza el discurso-. Quería reflexionar sobre ello y descubrir la conexión. Voy a intentar exponer aquí mis reflexiones”. Después cita nombres de escritores que le han inspirado a lo largo de su vida, como Cervantes, Herman Melville y William Shakespeare. “Aprendí todo eso en la escuela primaria. Son Quijote, Ivanhoe, Robinson Crusoe, los viajes de Gulliver… Cuando comencé a escribir textos para canciones me serví de todo ello”.
Entre sus obras de referencia, distongue especialmente «Moby Dick», «Al este del Edén» y «La Odisea» : «Si una canción emociona, eso es lo que cuenta. No tengo necesidad de saber qué quiere decir para emocionarme porque, al contrario que la literatura, las canciones están destinadas a ser cantadas y no leídas»
Para sorpresa de muchos, la Academia Sueca decidió premiar en octubre pasado a Bob Dylan «por crear nuevos modos de expresión poética en el marco de la gran tradición de la música estadounidense».