Quizá el antes y el después en el panorama expositivo de fotografía en España lo marque la Primavera Fotográfica de 1986. La Sala de Exposiciones de La Caixa en Vía Layetana, Barcelona, exhibió la que fue la primera gran exposición multitudinaria de fotografía. El tema: la Guerra de España 1936-39. El autor: Robert Capa.
Al tiempo que la fotografía se abría cumplidamente paso entre las manifestaciones de arte de “primera división”, con las portentosas fotografías de la Guerra de España del fotoperiodista más famoso de todos los tiempos nacía de hecho con esa exposición la recuperación de la memoria histórica más directa e inapelable.
Impulsor principal de la consolidación de la Primavera Fotográfica de Catalunya como uno de los festivales de referencia en la historia de la fotografía fue Daniel Giralt-Miracle, director del Servei d’Arts Plàstiques del Deparetament de Cultura de la Generalitat de Catalunya. Con un equipo de colaboradores de primerísima línea como Joan Fontcuberta y Marta Gili, la fotografía se desmarcaba definitivamente del salonismo e incorporaba el fotoperiodismo, tradicionalmente detestado en los ambientes de la “foto arte”, como una disciplina más.
En el caso de la exposición de Robert Capa en Barcelona, quiere esto decir no solo que el contenido -el asunto de las fotografías- se imponía decididamente sobre el continente -el academicismo compositivo y el virtuosismo técnico-, sino que en términos de ‘rentabilidad’ cultural, la de Capa fue la exposición más vista.
En el número de abril de FOTO dedicamos seis páginas a la publicación de un resumen del archifamoso ensayo de Richard Wahlen “El hombre y el mito”. Tras su paso por Barcelona, la exposición pudo verse en la Zentralbibliothek de Colonia dentro del programa de exposiciones de Photokina. No podía dejar de verla de nuevo. La misma exposición, las mismas fotografías, pero dos experiencias distintas. Esto es lo que publiqué en FOTO; suplemento Extra, noviembre de 1986:
Detrás de la cámara: el consejo de Capa
«Apreciar a la gente que estás fotografiando, y hacerle ver que la aprecias.» TAl era la receta secreta de Robert Capa, el mítico fotógrafo cuya memoria es puesta en entredicho por unos y ensalzada por otros, siempre apasionadamente. He tenido ocasión de ver la última exposición de Capa en dos escenarios bien distintos, en la sede central de la Caixa de Barcelona, con motivo de la Primavera Fotográfica, y en la Zentralbibliothek de Colonia, dentro del programa de exposiciones coincidiendo con Photokina. Las imágenes de la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial, el París de la posguerra y los nuevos conflictos bélicos en el Lejano Oriente eran exactamente las mismas en Barcelona y en Colonia, Alemania. Sin embargo, el ambiente que rodeaba la obra del legendario en la Ciudad Condal y el la Ciudad del Rin era ciertamente distinto. ¿Podrás tener lecturas distintas una misma imagen? Más aun: ¿es posible que una misma muestra atraiga a públicos dispares de una ciudad a otra? En Barcelona, la afluencia de gente fue tal que la exposición de Capa figurará en la crónica del año en la ciudad como una de las de mayor éxito popular. Visitantes de todo tipo, viejos y chavales, mujeres y hombres, votantes de derechas y de izquierdas se mostraron enseguida cautivados, en Barcelona, con las fotos de Capa, explayándose en interesados comentarios ante las obras de un fotógrafo seguramente universal, pero que aquí además era admirado como un «viejo conocido» de la familia. En Colonia, en cambio, las mismas fotos provocaban menos emoción y mucha más reflexión, hasta el punto de que los visitantes de la muestra parecían interesarse menos por el mensaje emotivo de las imágenes de Capa que por la construcción formal de las mismas.
La vieja confrontación dialéctica («diaplástica» quizá estuviera mejor expresado) Norte-Sur vuelve a hacer acto de presencia en mi agenda de notas con toda su fuerza. ¿Cuál debe ser la finalidad última de la fotografía de prensa? Un fotógrafo de Zúrich, Suiza, me brinda un nuevo dato en mi búsqueda de claves. Tras haber permanecido, cámara en ristre, desde las cinco y media de la mañana hasta las seis de la tarde haciendo fotos en los andenes de la estación de Waldgarten, en Zúrich, Daniel Höhn, 23 años, confiesa: «Ein Lächeln würde alles verändern» («Una sonrisa lo caombiaría todo»).
En cualquier caso, el debate está servido. Capa cumplió, como pocos, el cometido del reportero: no solo registrar la vida, sino también llevar humanidad a sus imágenes.
…
Francisco R. Pastoriza, “Robert Capa, ejemplo del fotoperiodismo del siglo XX”
Robert Capa en la Biblioteca Manuel López (Sala Bibliográfica y Documental Manuel López en la Biblioteca Provincial de A Coruña)
Capa, gran fotógrafo en terreno en la Guerra Civil de España.
Sí, una misma muestra puede provocar distinta reacción en el público, cuando son distintos públicos, o en el mismo si la circunstancia es otra. Esas fotos de Capa, son diferentes para un español (de mayor proximidad al hecho histórico representado en tiempo y lugar) que para un alemán (cuya neutralidad afectiva con lo exhibido es mayor).
A mí, justamente, al otro lado del mundo, me ocurre que ante las fotografías de Capa, de la Guerra Civil de España, me concentro en la composición y en imaginar o investigar como hizo la toma, y aprender de ello. El contenido, drama, expresividad de lo humano allí, igual me importa, no soy indiferente, pero también es algo que conozco de muchísimas otras fuentes gráficas y literarias.