El gobierno turco cada vez estrecha más el cerco sobre Internet. Con la excusa no sólo de perseguir el terrorismo sino también la pederastia, el tráfico de drogas, los ataques a la religión (islamista, naturalmente) y algunas otras lacras sociales – textualmente ”proteger a la familia, los niños y la juventud de informaciones que, en Internet, promocionan el consumo de droga, los abusos sexuales y el suicidio”- la enésima vuelta de tuerca de la censura del ya casi fundamentalista Erdogan es un proyecto de ley presentado el 9 de enero de 2014 en el Parlamento, que significa un salto cuantitativo y cualitativo en la censura en la red.
Porque en Turquía cada vez son más los «temas sensibles»: el ejército, la nación, la minoría kurda, la religión islámica…éstos, y otros contenidos ya se están censurados en la Red.
En su «Informe sobre la transparencia», publicado en diciembre de 2013, el gigante de Internet Google –que no puede presumir de ser un ejemplo en la materia- constataba que las demandas de retirada de contenidos, por parte de las autoridades turcas, habían aumentado en los seis últimos meses casi el 1000% (exactamente el 966%). En la lista de Google, Turquía se ha unido a China en la clasificación de los países que más censuran en Internet.
El proyecto incluye limitar el acceso a las páginas de vídeos compartidos, vigilar las búsquedas en los internautas y su participación en las redes sociales, bloquear algunas “palabras-clave” (en esto, la ciberpolicía china es una auténtica doctora cum laude) y la obligación de que los proveedores de acceso conserven durante dos años el historial de los usuarios, con un listado de las páginas visitadas y las palabras-clave utilizadas. Según Reporteros sin Fronteras ya hay más de 7.000 sitios bloqueados y los buscadores han eliminado más de un centenar de palabras.
Según una información que Radio France International retoma del diario turco Hü rriyet- cercando a la oposición- el gobierno estudia también crear una especie de consorcio al que estarían obligados a pertenecer todos los proveedores de acceso a Internet, con el objetivo de controlar directamente la fuente de distribución de las informaciones.