Un juez federal estadounidense ha ordenado este 16 de mayo de 2019 encarcelar de nuevo a Chelsea Manning (antes Bradley Manning), exanalista militar, por “dificultar la buena marcha de la justicia” al negarse a responder a preguntas sobre Julian Assange, el fundador de Wikileaks, encarcelado en Londres tras permanecer siete años refugiado en la embajada de Ecuador en la capital británica.
El portavoz de la defensa de Manjning, Andrew Stepanian, ha declarado a la Agencia France-Press que Chelsea Mannin -icono de la lucha LGTBI desde que cambió de género mientras estaba encarcelada por haber entregado a Wikileaks en 2010 cientos de miles de documentos secretos del Pentágono y de la diplomacia estadounidense- ha sido encarcelada tras una vista en el tribunal de Alexandria, cerca de Washington.
El juez Anthony Trenga, ha sentenciado que tendrá que pagar una multa de 500 dólares diarios si después de treinta días encarcelada se sigue negando a declarar contra Assange, y de 1000 dólares diarios si continua con su negativa después de los primeros 60 días.
Condenada a 35 años de cárcel, Chelsea Manning cumplió siete antes de que el presidente demócrata Barack Obama la indultara pocos días antes de abandonar la Casa Blanca para dar paso al ultraconservador xenófobo Donals Trump.
El pasado 8 de marzo había sido ya encarcelada por negarse a declarar ante el gran jurado constituido para investigar a Julian Assange y denunciar el procedimiento abierto contra el australiano fundador de Wikileaks como “opaco y poco democrático”.
Hace una semana salió en libertad porque el gran jurado que la condenó se ha disuelto una vez transcurrido el tiempo para el que fue creado. Este nuevo encarcelamiento se debe a que otro gran jurado –formado como siempre por ciudadanos elegidos por sorteo- acaba de constituirse para continuar el procedimiento contra Assange.
“No pienso renunciar a mis principios. Antes prefiero morirme de hambre literalmente”, le dijo Manning al juez Trenga antes de negarse a responder a ninguna pregunta.
Es, como poco, sorprendente que el regreso de Manning a la cárcel coincida con el ingreso en prisión de Julian Assange en Londres, después de que Ecuador pusiera fin a su asilo en la embajada ecuatoriana en el Reino Unido. El 11 de abril, Assange fue detenido después de que estuviera siete años en aquella embajada. Suecia ha reactivado su demanda de extradición contra Assange por los presuntos delitos de violación y abuso sexual, que niega los cargos, mientras los Estados Unidos se mueven para obtener la extradición por el asunto WikiLeaks.
También es sintomático que el juez Antony Trenga, que recibiera la confirmación de su cargo en 2008, durante la presidencia de George Walker Bush, fuera el primer juez federal en pronunciarse a favor de la orden ejecutiva del presidente Donald Trump que pretendió impedir que todos los ciudadanos de seis países musulmanes pudieran obtener visado estadounidense. Varios jueces anularon esa orden, aunque Trump la reiteró de distintos modos ampliando su prohibición inicial a ciudadanos de Venezuela y Corea del Norte.
El juez Anthony Trenga ha advertido a Manning que si dentro de un mes sigue no ha cambiado de actitud, deberá pagar una multa de 500 dólares diarios; y si persiste durante dos meses, esa multa se duplicará (mil dólares diarios).