“Con motivo a” y otros motivos

En el primer artículo que escribí sobre asuntos lingüísticos, hace más de veinte años, hablé de la preposición “a”, que a veces se torna impertinente y es la causa de muchas dudas que, por lo general, desembocan en impropiedades.

Y es que las preposiciones son un tanto complicadas, y por eso, la mayoría de los errores en el lenguaje oral y escrito tienen su origen en el mal uso de estas. Hoy voy a referirme a la frase entrecomillada que sirve de título a este artículo, habida cuenta de su mal uso en los medios de comunicación y por supuesto en el habla cotidiana, amén de que comentaré algo de otras palabras y otras frases usadas de forma incorrecta, que guardan relación directa con el tema de hoy.

Es muy frecuente leer u oír que “Con motivo a la celebración de octogésimo segundo aniversario de la institución, habrá una parada militar en la sede del destacamento”, o que “En el desfile con motivo a los 208 años de la Independencia de Venezuela participarán delegaciones de otros países”. En ambos casos la preposición “a” está mal empleada, pues el sentido común debe indicarnos que las cosas son con motivo “de” y no con motivo “a”, como escriben algunos periodistas y lo recitan algunos locutores y maestros de ceremonia descuidados.

También en notas luctuosas, tanto en medios impresos, como en radio y muy poco en televisión, se habla de con motivo a, lo cual indica que el uso inadecuado de la malhadada frase se ha convertido en un mal que ha hecho metástasis en muchas áreas, ante lo cual es necesario que comunicadores sociales, educadores y todos aquellos profesionales cuya herramienta básica de trabajo sea el lenguaje, tomen consciencia de la importancia de escribir bien y hablar de la mejor manera. Los medios de comunicación, lo digo una vez más, ejercen un inmenso poder inductivo, lo que implica que todo lo que en ellos se diga o se escriba, mal o bien, se arraigará en el vocabulario del común de la gente. Es preferible que ese poder incuantificable sea aprovechado de la mejor manera.

Atril o púlpito

Muchos encargados de organizar y de desarrollar actos protocolares no tienen muy claro lo que es el púlpito y lo que es un atril, y por eso emplean ambas palabras como si fuesen sinónimas. Aquí cabe acotar que el púlpito es “palabra proveniente del latín pulpitum, es la plataforma elevada en las iglesias desde la que se predica”. En tanto que el atril es un mueble que sirve de sostén a una partitura, un cuaderno u otro tipo de documento para que la persona pueda leer con mayor comodidad.

Como habrán podido notar, el púlpito es un espacio físico, mientras que el atril es una pieza que puede ser usada incluso en el púlpito, y cuando digo que puede ser usada, lo hago para destacar que su uso no es exclusivamente eclesiástico, pues en cuerpos legislativos u otros organismos se lo usa para colocar el material de lectura.

Con maestro de ceremonia y orador de orden ocurre algo parecido a lo del púlpito y el atril. Muchas personas no saben qué es uno y qué es otro. Por eso es frecuente que al maestro de ceremonia se le llame orador de orden, y al orador de orden se le diga maestro de ceremonia, lo cual vale la pena aclarar en función de que los encargados de tales actividades y el común de la gente puedan llamar las cosas por su nombre. Orador de orden es otra cosa.

En los cuerpos colegiados (congresos, asambleas nacionales, consejos estadales y concejos municipales) es muy frecuente que el que preside la sesión le ordene a la persona encargada de conducirla, que verifique el quórum reglamentario. “Ciudadano secretario, sírvase verificar el quórum reglamentario”, se le oye decir. Aquí cabe preguntar: ¿Será que hay uno que es irreglamentario?

El quórum “es ​ la proporción o el número de asistentes que se requieren para que una sesión de un cuerpo colegiado, en especial parlamentario, pueda comenzar o adoptar una decisión formalmente válida”. Visto de esa manera, es una condición sine qua non y no una dualidad de posibilidades. Lo correcto es que se pida que se verifique el quórum, sin otras añadiduras.

David Figueroa Díaz
David Figueroa Díaz (Araure, Venezuela, 1964) se inició en el periodismo de opinión a los 17 años de edad, y más tarde se convirtió en un estudioso del lenguaje oral y escrito. Mantuvo una publicación semanal por más de veinte años en el diario Última Hora de Acarigua-Araure, estado Portuguesa, y a partir de 2018 en El Impulso de Barquisimeto, dedicada al análisis y corrección de los errores más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana. Es licenciado en Comunicación Social (Cum Laude) por la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica) de Maracaibo; docente universitario, director de Comunicación e Información de la Alcaldía del municipio Guanarito. Es corredactor del Manual de Estilo de los Periodistas de la Dirección de Medios Públicos del Gobierno de Portuguesa; facilitador de talleres de ortografía y redacción periodística para medios impresos y digitales; miembro del Colegio Nacional de Periodistas seccional Portuguesa (CNP) y de la Asociación de Locutores y Operadores de Radio (Aloer).

3 COMENTARIOS

  1. Saludos David…. Buena aclaratoria con el “motivado a”. Solo quedó pendiente aclarar la diferencia entre orador de orden y maestro de ceremonias, aspecto que quedó como en suspenso… entiendo que también tienes un espacio limitado a una extensión determinada… pero es bueno que le quede claro a tus seguidores.

  2. Estimado David, es posible que «con motivo a» esté ocurriendo lo que ha pasado con otros errores similares: «en base a» y «en relaciòn a». Se emplea la preposición «a» indebidamente en lugar de la que corresponde: «con base en» y «en relación con». Esta última producto del cruce entre las expresiones válidas «en relaciòn con» y «con relaciòn a». Ademàs de la mala formulación de la expresiòn «con motivo a», yo también observo que se usa excesivamente, como si no hubiera alternativas. En muchos casos, la expresión de marras, dependiendo de la situación, pudo haberse sustituido por «en ocasión de», «debido a», «en razón de», en fin.

    Respecto a cuórum reglamentario, Pedro Chapón acota un argumento razonable. El punto es que si pueden haber varios tipos de cuórum, especificar el «reglamentario» parece una redundancia pertinente, es como esa redundancia que hay en «lo vi con mis propios ojos», ¿con qué otros ojos se podría ver sino con los propios?, ¿o acaso es posible ver con los ojos ajenos?

  3. Hola David, saludos. El DRAE no registra la palabra irreglamentario, la busqué porque me «sonó» rara. Sobre el quórum, pienso que como hay distintos tipos que se podrían requerir en una mismas sesión, el añadido de «reglamentario» es pertinente para precisarlo en la respectiva ocasión.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.