Lucas León Simón
Esta mañana, al abrir mi correo noté una anormalidad. Había recibido más de trescientos correos como comentarios a mi último post en “Periodistas.es.org (“52.499)”. Los abrí y eran tan sólo dos, reiterados hasta la saciedad, y haciendo una defensa acérrima del candidato venezolano a las elecciones presidenciales, Henrique Capriles.
No soy venezolano, pero si lo fuera el señor Capriles tendría plena seguridad de que no contaría con mi voto.
Me acordé del escrito recibido de manera confidencial el día anterior de una persona muy importante para los de esta web: La página había sido hackeada. Con toda seguridad mi correo y mi identidad en la misma, también lo habían sido, y muy probablemente por los mismos autores.
¡Hay miles de páginas que podían hackearse y tener que hacerlo con una que aúna esfuerzo, dedicación e ilusión de personas que amamos y vivimos el periodismo!
Podrían haberlo hecho con la web que oculta el nombre de los miles y grandes defraudadores de impuestos de nuestro país con cuentas en Suiza o con los emails de Luis Bárcenas, el Señor de las Tres Demandas, pero no, fueron a hacerlo con una tan grande como modesta que intenta dar opinión en libertad y de la libertad.
Dice don Antonio Gala, que el andaluz, usando una mezcla de escatología, ordinariez e inteligencia da argumentos cenitales, concluyentes: ¡Podían haber hackeado el coño de su madre!, por ejemplo.
Estaba yo buscando un motivo y un medio de agradecer a mis amigos y lectores el haber llegado en dos años y medio a los 250.000 visitas en esta página (252.499) y aprovecho el accidente para hacerlo. Yo era un periodista ácrata, sometido al ostracismo político y mediático por los “poderes” de mi ciudad, y mira por donde, en poco más de 24 meses hay un cuarto de millón de amigos que han usado de su paciencia para leerme. Mil gracias.
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