Günther Bachmann, el jefe de una célula de la inteligencia secreta alemana, es uno de los últimos personajes interpretados por el espléndido actor que fue Philip Seymour Hoffman (Truman Capote, La duda, Los juegos del hambre, Una cita para el verano), quien murió suicidándose el 2 de febrero de 2014.
Bachmann es el protagonista de El hombre más buscado, un maravilloso thriller, “triste, cómico, amargo y satírico” cuya acción transcurre en Hamburgo, basado en una novela del mejor John Le Carré (A Man Most Wanted, 2008) y dirigido por Anton Corbijn (El americano, Control).
El hombre más buscado es una broma pesada, un complot del espionaje modelo siglo XXI, una historia de amor y casi un cuento de hadas. Es también una denuncia del imperialismo arrasador de Estados Unidos y del trabajo de zapa de sus muchos agentes y agencias, dispersos por el mundo, capaces de transformar a un desafortunado emigrante inocente en uno de los terroristas más buscados. Y es, sobre todo, un retablo de personajes “débiles, íntegros e impotentes”.
Añado que me ha recordado los mejores filmes de la guerra fría de los años 50/60, las películas con protagonistas como el inolvidable Harry Lime y Holly Martins (El tercer hombre, Orson Welles y Joseph Cotten, 1949), con sus botellas de whisky y sus paquetes de cigarrillos siempre en primer plano, sus cámaras de vigilancia instaladas subrepticiamente en oficinas y viviendas, sus reuniones de personajes siempre cínicos en habitaciones inverosímiles… Hasta me ha parecido un homenaje a aquellos años y aquellos actores.
Hamburgo es la ciudad donde vivían, antes del 11 de septiembre de 2001, Mohamed Atta y algunos otros miembros del grupo de quienes aquel terrible día llevaron a cabo los atentados contra las torres gemelas, el Pentágono y el Capitolio. Varios años más tarde, en Hamburgo, unos cuantos agentes de inteligencia estadounidenses y alemanes, angustiados por sus anteriores fracasos, trabajan para evitar que se puedan producir atentados como aquellos.
Los americanos han corrompido a los servicios alemanes de inteligencia, con la notable excepción de un hombre brillante y excéntrico, Günther Bachmann. Sutil y a la vez brutal, con pinceladas de ternura, Bachmann no tiene horas de sueño, no tiene mujer, ni familia; todo lo cual le acerca a los héroes de antaño. Su célula mantiene contactos con la comunidad de refugiados, por si en algún momento les pueden pasar alguna información importante sobre quienes financian a los terroristas, y así conoce a un misterioso joven musulmán, de origen ruso checheno, llamado Issa Karpov (Grigoriy Dobrygin) quien está buscando ayuda para recuperar y donar la fortuna, mal adquirida, heredada de su difunto padre.
Completan el casting la fiel compañera de Bachmann en la “unidad”, la actriz alemana Nina Hoss, una joven alemana abogada, defensora de emigrantes y otras víctimas de violaciones de los derechos fundamentales Rachel McAdams), un banquero alemán que custodia fortunas ilícitas (Willem Dafoe), un erudito y benefactor musulmán, el doctor Faisal Abdullah (Homayoun Ershadi), cuyas obras de caridad podrían ser la fachada legal de la financiación de los extremistas, Daniel Brühl en uno de los espías alemanes y la agente americana Martha Sullivan (Robin Wright), especie de encantadora de serpientes que parece entender las preocupaciones de Bachmann y lo que hace es jugársela. Bachmann sabía que en su mundo la traición es inevitable.
Desafortunadamente no tendremos muchas más ocasiones de ver en los cines a Philip Seymour Hoffman, quien en esta película es un actor en el cénit de su carrera. Igual que en el último plano el personaje abre la puerta del coche y desparece, un día del invierno de 2014 el actor desapareció sin hacer ruido, suicidándose en su apartamento de Nueva York y dejando un espacio vacío muy difícil de llenar.
Si me gusta mucho el reportaje de este film tanto que tiemblo,de que se que es verdad todo esto y mas a nuestras espaldas de un lado y del otro los periodistas se la juegan en ello les va la vida ,,