Una investigación realizada en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York (Estados Unidos) ha dado una pista importante en el estudio del lupus eritematoso sistémico, una enfermedad que afecta al sistema inmunitario. Los desequilibrios bacterianos en la flora intestinal que ya se había relacionado con el sistema inmunitario, están estrechamente ligados a esta enfermedad.
El estudio que ha sido publicado en la revista Annals of Rheumatic Disease, justifica que muchas enfermedades autoinmunes tales como la enfermedad inflamatoria intestinal, la artritis reumatoide, la espondilitis anquilosante, algunos cánceres y ahora el lupus, tienen su origen en los desequilibrios en la flora del intestino. La prevalencia de esta enfermedad varía según los distintos continentes aunque se estima que existen 40 pacientes por cada cien mil habitantes.
En la investigación se han encontrado diversas pesquisas referidas a los brotes de las enfermedades y en concreto, al lupus, que pueden ir desde el dolor articular hasta una erupción cutánea. Las mujeres investigadas presentaban aproximadamente cinco veces más bacterias intestinales conocidas como ruminococcus gnavus que otras de edades y antecedentes parecidos que estaban sanas. En el mismo estudio averiguaron que las fugas de bacterias en el intestino, podrían ser el desencadenante de la enfermedad y el ambiente intestinal ser el responsable de los brotes que refieren los pacientes.
Con este hallazgo los investigadores apuntan a que con un análisis de sangre se podrán detectar los anticuerpos de bacterias filtradas y se podrá rastrear la progresión y terapia de la enfermedad así como la detección de la misma en los primeros estadios.
El lupus eritematoso sistémico es una enfermedad recidivante aguda y crónica de causa desconocida. Se caracteriza por la formación de anticuerpos contra numerosos antígenos en la que intervienen factores metabólicos, genéticos, ambientales así como defectos en el sistema inmunitario del paciente. Varios órganos pueden verse comprometidos con esta enfermedad, entre ellos la piel, las articulaciones, el corazón, el riñón, el pulmón así como el sistema nervioso central.
En algunos pacientes se padece también una artritis difusa transitoria, dermatitis así como una fotosensibilidad importante. Normalmente existen períodos de fatiga crónica, ansiedad, depresión y una afectación en las esferas cognoscitiva y afectiva porque no se conocen cuándo van a debutar la siguiente vez. Este trastorno autoinmune cursa con brotes y con momentos de recuperación seguidos de recaídas a lo largo de la vida del paciente, que padecerá entre otras cosas, además leucopenia, anemia y alteraciones inmunológicas en sus análisis.