La longeva historia del ajedrez cuenta con algunas relaciones con actuales o pasadas catedrales e iglesias. Así, se puede citar el coro de la catedral alemana de Naumburgo o el interior de la capilla Palatina de Palermo, ambas patrimonio de la humanidad por la Unesco.
En España, es conocido que el Museo de la catedral de Ourense alberga unos trebejos medievales de origen árabe, en concreto fatimí, de San Rosendo, que proceden originalmente de Celanova. Asimismo, las piezas de San Genadio que hoy se albergan, con cierto misterio, en una iglesia de la comarca de El Bierzo aunque son originarias del monasterio de Santiago de Peñalba.
En un rincón al sur de la península italiana, en la localidad de Otranto, su catedral, fundada en 1068, también alberga un misterio relacionado con un tablero de ajedrez, se trata del que se ha denominado ‘Misterio del mosaico de la catedral de Otranto’ aunque otros lo definan como ″el controvertido mosaico de Otranto”.
La historia se inicia cuando el arzobispo Gionata encarga a un monje de origen griego de nombre Pantaleone, proveniente del monasterio de San Nicola di Casole, que haga un mosaico -compuesto por teselas de caliza policromada- sobre el suelo de la catedral, labor que completa entre 1163 y 1165.
Así, crea el ‘Árbol de la Vida’, del que se despliegan distintas representaciones ofreciendo un testimonio visual con un gran conocimiento teológico, siendo definido como una enciclopedia del Antiguo Testamento, que también abarca imágenes de la literatura caballeresca de la Edad Media, bestiarios y el Romance de Alejandro. El tablero se encuentra en la parte inferior del citado Árbol.
El historiador alemán Carl Arnold Willemsen (1902-1986) definió el mosaico como el ‘Enigma de Otranto’, título de uno de sus libros publicado en italiano en 1980 y curiosamente posteriormente en alemán, ya a título póstumo, en 1992.
Ese enigma aparece representado, entre otras cuestiones, por la presencia de un gran tablero de ajedrez sostenido por un centauro con cabeza humana y barba de cabra o chivo, una mirada sombría y una planta crecida en su boca. La escena continúa hacia la izquierda, donde un ciervo es aseteado por una amazona que está a punto de disparar otra flecha.
Una tesis defiende que es una referencia emblemática al misterio del Grial. El tablero recuerda el símbolo de los Caballeros Templarios, que estaría vinculado al escondite del tesoro del Templo de Salomón, que más tarde pasaría a manos de los Templarios junto con otras reliquias: el Grial, la Cruz de Jesús y la Sábana Santa.
Por eso, esta teoría deduce que existe una correlación entre el mosaico, su composición y el nacimiento de la orden de los Caballeros Templarios, ya que desde Otranto partían las naves que les condujeron a la conquista de Tierra Santa.
Sin embargo, otra teoría sostiene que el tablero reproduce la lucha entre el Bien y el Mal representada por las casillas blancas y negras (en este caso rojizas y blancas) y la alternancia del destino. Por tanto, suponen una metáfora de la vida como se suele atribuir al noble juego en esa época.
Existe otra hipótesis, que el tablero se refiera a la religión islámica, al monoteismo, siendo el centauro con cabeza humana un símbolo del califato egipcio fatimí, que estaba entonces ya concluyendo, y que llegó a controlar en su apogeo partes de Sicilia. Así, estaría emparentado con las raíces árabes del noble juego, aunque durante parte del citado califato el ajedrez estuvo prohibido.
Hay que destacar que Pantaleone representa un tablero formada por ocho filas y ocho columnas con casillas en colores alternos. Los únicos testimonios visuales anteriores de tableros de ajedrez representados en iglesias de la península italiana se encuentran en la ya citada Capilla Palatina de Palermo (1143) y en la basílica de San Savino en Piacenza (1107).
En este último caso, el mosaico del siglo XII se halla en el presbiterio de la citada basílica, en la ciudad de Emilia Romagna, representa una partida de ajedrez entre un caballero con una corona en la cabeza y un misterioso oponente, sin rostro, ni cuerpo del que solo se ve moverse con el brazo derecho una torre en la casilla f3.
La catedral de Otranto dedicada a la Anunciación de la Virgen María también es conocida por su capilla de la nave lateral derecha, que alberga en su cripta los restos de los 813 mártires que murieron rezando en el templo, decapitados en 1480 tras la conquista por los turcos. La ciudad fue reconquistada un año después y la catedral ampliamente reformada con un rosetón, y se crea la citada capilla de los mártires.
Otranto, de casi seis mil habitantes, tiene también como lugares destacados la iglesia bizantina de San Pietro, la iglesia de la Virgen degli Abbasi, con elementos decorativos relacionados con el mar y el castillo aragonés de finales del siglo quince. También Otranto da nombre al canal o estrecho marino que conecta al mar Adriático, al norte, con el mar Jónico, al sur.