El sustantivo postureo y el verbo posturear, con los que se alude a la adopción de ciertos hábitos, poses y actitudes más por apariencia que por convicción, son neologismos bien formados que, como recuerda Fundéu, siguen el paradigma de ningunear/ninguneo, flirtear/flirteo, menear/meneo y muchos otros.
La expresión postureo surge en el ámbito de las redes sociales para calificar actitudes impostadas, con un sentido que puede ir de lo irónico a lo despectivo, y se ha extendido ya en el español de España a otros ámbitos.
Así, aparece con frecuencia en los medios de comunicación en frases como «La campaña de moda ¿solidaridad o “postureo”» , «El postureo político se ha adueñado de la escena municipal» o «No eres triatleta aún, pero vamos a ayudarte a hacerte pasar por tal, a posturear en la línea de salida».
Desde el punto de vista del significado está emparentada con postura y sobre todo con pose (‘ postura poco natural, y, por extensión, afectación en la manera de hablar y comportarse’), de modo que en los ejemplos anteriores puede considerarse adecuado el uso de esa palabra.